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Venganzas


almomento.mx / Multó y “amonestó” al jefe de la policía, Facundo Rosas y despidió a un funcionario menor. Todo lo demás carece de importancia.

Venganzas
Octubre 22, 2014 08:48 hrs.
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Oculto por los escándalos de Iguala y Tlatlaya, el gobierno de Puebla, encabezado por Rafael Moreno Valle, puso en marcha un nuevo capítulo de violencia en contra de los pobladores de Chalchihuapan, a quienes por lo visto, no perdonará el que le hayan bloqueado su ruta en pos de la candidatura presidencial del PAN.

Como se recordará, en julio pasado se registró un bloqueo de carreteras derivada de la decisión del gobierno poblano de retirar de ciertas poblaciones, el registro civil, con el argumento de que se utilizaban para negociar documentos con los que extranjeros podían demostrar su “origen nacional”.

Esto llevó a lo pobladores de Chalchihuapan a mostrar su inconformidad. Bloquearon la carretera a Puebla, ante lo cual se ordenó el desalojo.

Las acciones de la policía fueron de extrema violencia. Dispararon “balas de goma”, lesionaron a varios vecinos y provocaron la muerte de un jovencito de 13 años.

El escándalo no se hizo esperar. La CNDH intervino más presionada por la opinión pública que por convicciones u obligaciones. Y su fallo fue, además de abiertamente insuficiente, causa de nuevas protestas y malestar contra el gobierno de Moreno Valle.

El gobernador entendió que todo este asunto le había costado prácticamente la oportunidad que tanto buscaba de luchar por la Presidencia de la República. Y por más que Raúl Plascencia desde la CNDH intentó salvarle la imagen, quedó a la vista que el costo político resultaba muy elevado para el mandatario estatal.

De esta manera, Moreno Valle dio paso a las recomendaciones hechas por la CNDH, todas menores. Multó y “amonestó” al jefe de la policía, Facundo Rosas y despidió a un funcionario menor. Todo lo demás carece de importancia.

La burla a la ciudadanía quedó de manifiesto. Moreno Valle “cumplía” y se burlaba. Su procurador, Víctor Carrancay su jefe de policía, el citado Facundo Rosas, quedaban “intactos” a pesar de su obvia responsabilidad en los hechos violentos de Chalchihuapan.

Ahora, con el campo libre, Moreno Valle ha ido por la venganza. Y el fin de semana pasado realizó por conducto de su fuerza pública, un operativo para capturar a los “responsables” de la violencia en julio pasado. Y con lujo de fuerza, por la madrugada del domingo, capturó a varias personas, a las que entre otras muchas cosas, se les golpeó, lo mismo que a sus familias. Se destruyó propiedad privada y se les levantaron cargos de todo tipo. La venganza en pleno.

Moreno Valle aprovecha los problemas federales en Tlatlaya y en Iguala para demostrar quien es el que tiene en poder en Puebla. Y no parará hasta ver cumplidos sus afanes de revancha.

En este nuevo capítulo de la violencia en Puebla, de nueva cuenta aparece la penosa actuación de la CNDH y de su aún titular Raúl Plascencia. Si se hubiera actuado a tiempo y de manera contundente, apegados a la realidad, los nuevos hechos de violencia en Chalchihuapan no se hubieran registrado.

Pero el señor Plascencia quería quedar bien con el poder. Y llevó a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos a un nuevo ridículo. Ridículo que ahora se convierte en una nueva tragedia para los poblanos, ya que han quedado totalmente desprotegidos ante un gobernador que, quiere recuperar su imagen política y al mismo tiempo, castigar a quienes osaron luchar en su contra.

Lo sucedido el fin de semana pasado pone en claro el nivel de la política no sólo en Puebla, sino en todo el país. Los gobernadores sienten ser los dueños de las entidades que encabezan. No son capaces de comprender que son servidores públicos.

Quedan en el olvido todas las mentiras lanzadas por Moreno Valle, Facundo Rosas y Víctor Carrancá. Todas las afirmaciones sobre la inocencia de la autoridad. Todos los afanes por demostrar la culpabilidad de los vecinos de Chalchihuapan. El desquiete del gobernador tiene vía libre.

Y más tarde o más temprano, esto dará pie a nuevos enfrentamientos. Y más tarde o más temprano, la violencia provocará nuevas desgracias. Y todo por las venganzas de un gobernador.

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