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Un tranvía llamado desastre


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Un tranvía llamado desastre
Septiembre 08, 2014 09:50 hrs.
Periodismo ›
Joel Hernández Santiago/ › todotexcoco.com

Viajar en tren era una cosa, digamos, esplendorosa. Era la emoción del viaje y la llegada. Era un movimiento permanente que nos adormilaba, que nos permitía ver con lentitud el mundo que nos rodeaba y era la magia de estar ahí, en ese tren que era, al mismo tiempo, la ilusión del viaje, y la emoción del regreso…

Pero un día, el gobierno mexicano que todo lo ve y todo lo destruye, decidió que se acabó el sistema ferroviario nacional. Fue durante el gobierno del ex presidente Ernesto Zedillo cuando se dio de baja al sistema de transporte más emblemático de México durante muchos años. El ferrocarril, el tren, el gusano metálico…

Casi todas sus líneas fueron trazadas durante el porfiriato mexicano para conducir la producción mexicana hacia Estados Unidos. Y fue gracias a esos mismos ferrocarriles que en mucho se movió la Revolución Mexicana, para despachar a Francia al dictador y para intentar la reposición de la democracia y la justicia social y todo eso que dicen los libros de historia…

El ferrocarril, el tren, las vías, el traslado, el movimiento es parte de la vida nacional desde fines del siglo XIX. “Al compás del chachachá, del chachachá del tren, qué gusto da viajar cuando se va en express…”

Y hay de trenes a trenes. De aquellos inmensos vagones metálicos que nos llevaban y traían por unos cuantos pesos, lo cual ayudaba a que la gente de pocos recursos pudiera moverse ya en primera, segunda o tercera, se decía, se pasó a otro tipo de trenes: en 1968 apareció en el DF el transporte público Metro. Que es una especie de tren de 72 puertas, de fibra de vidrio, anaranjado y que antes, al llegar a cada estación anunciaba su llegada para el regocijo de todos…

Y poco a poco, al pasar del tiempo y la caída de las hojas del calendario, a lo Juan Orol, este sistema pasó de suficiencia a debilidad, y ahora a tragedia.

Ya hubo una cuando en la línea, entonces, de Tasqueña a Tacuba colisionó, causando muertes. Muchos otros detalles trágicos han ocurrido al interior de la tierra en ese mundo subterráneo en el que conviven multitudes: en un sistema de transporte colectivo-público cada día más deficiente…

Otra tragedia asimismo dramática ocurrió cuando a principios de este año se supo que la Línea 12 del Metro estaba a punto de la colisión. Que ponía en riesgo vidas humanas y que había que suspender el servicio en 11 de las 20 estaciones con que cuenta esta ruta dorada.

Que el principal daño de esta línea férrea estaba en el desgaste ondulatorio prematuro –ondulaciones milimétricas en los rieles que provocan vibraciones al paso del convoy–; que el tramo elevado es el de mayor desperfecto; que los durmientes fallidos se han sustituido hasta en 4,866 piezas y que las ruedas de los vagones presentan desgaste peligroso.

Así que la línea orgullo del gobierno del ex jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, que costó a los capitalinos 24.5 mil millones de pesos, para transportar 430 mil pasajeros cada día en 25.1 kilómetros de extensión para 20 estaciones no sirvió de nada…

Y comenzaron los dímes y diretes. Comenzó la guerra de endilgar a otros las responsabilidades del desastre. Tanto empresas constructoras, como gobierno, como autoridades, como los que dicen ‘sí’ a lo que se hace y quienes administran lo que se paga se echan la culpa unos a otros:

Se perdieron 24.5 mil millones de pesos; en su mayoría, de los 430 mil pasajeros no se podrá transportar cada día, con lo que esto significa en pérdida de recursos-horas-hombre…

Ya se nos anuncia que, de acuerdo con el dictamen de la empresa Systra, todo estuvo mal ahí desde la planeación, el diseño, la construcción y operación de este sistema Línea 12. Y que hay 32 medidas correctivas que incluyen el cambio en el perfil de las ruedas, amolado de rieles en el tramo elevado, modificación del trazo de las curvas 1 y 2, renivelación de la vía y sustitución de 312 mil piezas como durmientes, balasto, fijaciones y soldaduras… y más…

Y así que según las autoridades se habrán de fincar responsabilidades a por lo menos 19 ex funcionarios por su presunta responsabilidad. Si. Pero… ¿y?…

¿Alguien va a pagar el monto de las pérdidas económicas y las horas hombre perdidas? ¿Quién se hace responsable? ¿Cómo se va a resarcir a los capitalinos un gasto que pagó pero que por errores burocráticos y de gobierno se fueron a la coladera? ¿Quién es el responsable de todo este desastre financiero y utilitario? ¿Quién va a pagar esta reconstrucción?

Vaya que es muy fácil decir que se habrá de rehacer gran parte de la estructura de la Línea 12 del metro capitalino. ¿Con qué recursos? Porque, que se sepa, nada de este capital sale de la bolsa de quienes están ahora mismo en el gobierno capitalino y no sale de la bolsa de quienes estuvieron en el gobierno capitalino hasta 2012.

La Asamblea Legislativa, de filiación perredista en su mayoría, guarda un silencio cómplice: se les olvida que son los representantes de los ciudadanos y que a ellos se deben. ¿Lo saben? ¿Lo asumen? ¿Alguien sabe cómo se solucionará este problema que es de los capitalinos tanto como del gobierno? Vaya pues…

Qué bonito era viajar en tren. Qué bien cuando el Metro capitalino era una solución… Ya hasta el “tururuuuuuú” que nos alegraba ha desaparecido, como desaparecen las posibilidades de respuestas ciertas y confiables, a todo esto.

jhsantiago@prodigy.net.mx
Twitter: @joelhsantiago

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