Gregorio Ortega Molina/ | todotexcoco.com

Salario mínimo, ¿derecho o propaganda?


almomento.mx

Salario mínimo, ¿derecho o propaganda?
Septiembre 03, 2014 09:01 hrs.
Periodismo ›
Gregorio Ortega Molina/ › todotexcoco.com

Diego Valadés es diáfano en su texto de Reforma. Aclara la carga constitucional que debe tener el salario mínimo, las necesidades físicas y anímicas a cubrir, lo que abre los ojos al lector sobre los verdaderos motivos de la actual discusión acerca de ese ingreso, iniciada con intencionalidad de política partidista y electoral, ajena a la responsabilidad social del Estado.

Cuando Miguel Ángel Mancera propone el incremento deja de lado el problema básico: la violación constitucional y la necesidad de recuperar la dignidad de vida de los mexicanos, pues durante muchos años e incluso a través de la alternancia, el poder adquisitivo del peso quedó por debajo del piso, y las políticas sociales −por ser consideradas populistas− se restringieron a lo mínimo, incluso en el castigado sector de la salud, ya no digamos en educación, cultura y diversión.

Gustavo Madero, cabeza de Acción Nacional, desea adueñarse de la propuesta de Mancera, lo hace mal y tarde, al proponer que el incremento al mínimo se incluya en la papeleta de la consulta popular montada en las elecciones federales de 2015.

La superficialidad con la que abordan el asunto de los ingresos domésticos, el bienestar de la familia y la vida con dignidad, me lleva de la mano a los ensayos de Tony Judt, concretamente a El peso de la responsabilidad, donde el historiador británico deja anotado: “… no se deduce que las plagas que la humanidad abate sobre sí misma sean <> o inevitables. Pero al asignar una responsabilidad por ellas -y así prevenirlas en el futuro- puede no ser siempre un asunto sencillo. En el mejor de los casos, las etiquetas y pasiones políticas simplifican y hacen tosca y parcial nuestra comprensión del comportamiento humano (léase de los políticos) y sus motivos. En el peor, contribuyen obstinadamente a los males que con tanta confianza pretenden resolver”.

Lo que hacen Gustavo Madero y Miguel Ángel Mancera al abordar el tema de la dignidad salarial de la manera en que lo han hecho, es desacralizar lo que en términos bíblicos y constitucionales no debe banalizarse, verse como un asunto de mero trámite, sobre todo si se recuerda que el término salario tiene su origen en la sal, que es lo que da sabor al alimento, por ende a la vida.

Judt retoma una idea definitiva y definitoria de Raymond Aron: “La acción política es una respuesta a las circunstancias, no una disquisición teórica o la expresión de sentimientos”, y tanto Mancera como Madero están en la teoría y en la sensiblería.

Ver más


Salario mínimo, ¿derecho o propaganda?

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.