Mario Andrés Campa Landeros | diarioalmomento.com

Las Brisas de Acapulco, “templo rosa del amor y de la paz interna”


Orgullo de la hotelería mundial

Las Brisas de Acapulco, “templo rosa del amor y de la paz interna”
Enero 12, 2015 20:45 hrs.
Turismo ›
Mario Andrés Campa Landeros › diarioalmomento.com

Romance y encanto. Un mundo de ensueño donde impera el silencio, la tranquilidad y el decanso, una fantasía hecha realidad, un mundo de ensueño entre la naturaleza en la montaña. Así se conjuga en estas palabras, el significado real de Las Brisas de Acapulco, un lugar lleno de recuerdos. Una impresionante obra arquitectónica de la hotelería mundial.
Llegamos a Acapulco con el tiempo al tiempo. El pequeño avión aterrizó con la lentitud de una gaviota que planea sobre la quietud del mar. El personal de Las Brisas nos esperaba a la salida del aeropuerto para trasladarnos a ese que se ha dado en llamar, “el templo rosa del amor y de la paz interna”.
Es el 44 aniversario de bodas y cumpleaños de mi esposa Estela. Nos acompaña mi hija Laura y mi nieta Ariel Nathalie. Nos instalamos en dos casas, singulares cabañas con alberca y jacuzzi privados, rodeados de flores de colores brillantes...
“Flores de hibiscos rosas, blancas y rojas, flotando lánguidamente en las aguas de la alberca blanca y azul”.
El personal de las Brisas muestra los cuartos y sobre la cama se distingue un arreglo con una toalla y flores dándonos la bienvenida. Nos dan tiempo para vaciar maletas y se comprometen a pasar por nosotros en media hora para llevarnos en uno de los jeeps rosas al restaurante para desayunar. Cumplen la hora de la cita. Entramos al restaurante Bella Vista, donde nos da la bienvenida el gerente general, Jaime Jaramillo, singular hombre que dignamente representa a Las Brisas Acapulco.
De inmediato, constatamos la impecable actitud y entrenamiento de su personal, que cuida hasta el más mínimo detalle en atención a los huéspedes. En la terraza del Bella Vista tenemos la oportunidad de admirar la bahía de Acapulco en todo su esplendor. Vemos los contornos del hotel y las líneas fluídas con coloridos acabados exteriores. Elegancia tropical, reflejada en todo lo que vemos. Un lujo sin precedente
Al salir del restaurante nos encontramos con el novelista e historiador, Paco Ignacio Taibo II con quien intercambiamos saludos. Su padre trabajó en el periódico El Universal cuando nos tocó desempeñar el cargo de Jefe de Redacción en el diario, allá por los 70s y 80s. Coincidimos. “Este es un hotel pionerto en su concepto único, en diseño, servicios discretos, personalizados y belleza”.
Cuatro días inolvidables pasamos en ese ícono y emblema de Acapulco. Días que han dejado honda huella en nuestros corazones. Un lugar de leyenda y ensueño; una combinación perfecta, orgullo en el mundo de la hotelería.
Ahí está y ahí queda la obra arquitectónica más impresionante. Las Brisas, con su restaurante La Concha a nivel del mar y su tradicional Bar Sunset.
Todo concluyó como estaba previsto.
Quedamos impresionados con su concepto único en sus serviciosd jeeps que suplen elevadores y casitas que se convierten en nidos de amor, tranquilidad y silencio en la montaña...
Mi estimado Jaime Jaramillo, gracias por tus atenciones.

cosasveredes@hotmail.com




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