Dicen que el poder enloquece a quien no está preparado para ostentarlo, pero más a quién no quiere dejarlo.

En los últimos días han circulado en las redes sociales una serie de videos en los que se ve a un alcalde Evodio Velázquez Aguirre iracundo, fuera de sí.

Lo mismo acusa conspiraciones imaginarias en las que el gobierno federal y el estatal estarían ocupados en hacerle la vida imposible a uno, solo uno, de los más de 2 mil 500 alcaldes del país (y de los 81 de Guerrero); que aparece ante un verdadero basurero a cielo abierto en El Coloso, la Unidad Habitacional más grande de Latinoamérica, diciendo que semejante cúmulo de desperdicios no representa ningún riesgo sanitario.

La postal es por sí misma un meme para las redes sociales y los usuarios de éstas no tardaron en usarlo. Lo más grave, es que es el mismo alcalde de Acapulco quien se ha encargado, en sus arrebatos de ira, de subir a su Facebook esos videos ridiculizándose y afectando de peor manera su imagen, la que dice defender.

Desde junio que inició la crisis de la basura el alcalde no le tomó importancia, y fue hasta que la Secretaría de Salud declaró la emergencia sanitaria que se sacó de la manga un operativo de limpieza y movilizó camiones recolectores que los acapulqueños ya ni se acordaban como eran, así como de Zonatur. Subió además cinco videos en una hora a sus redes sociales, todos igualmente lamentables para su persona.

Pero el día anterior, el presidente municipal que ya tenía conocimiento de que se emitiría la alerta si no atendía el problema de la basura por el cual ya se le había multado, se la pasó en el Congreso del Estado.

Ocupó su día en cabildear frustradamente que el PRI le cediera la presidencia de la Mesa Directiva a su esposa, y hay versiones de que amaneció en la Ciudad de México en busca de algún apoyo con fines políticos a tocar la puerta del morenista Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, pero tuvo que regresarse cuando en la madrugada supo que la emergencia se había decretado.

El que en medio de una crisis financiera y una emergencia sanitaria el alcalde se ocupe en cabildeos por posiciones políticas, habla no solo de su irresponsabilidad de sobra conocida, sino de su desesperación por conservar alguna migaja de poder.

No pudo ser candidato a senador, ni a la reelección, ni a la propia dirigencia de su partido, y no por ningún complot, sino por la pésima imagen que se ha construido, y que sigue fomentando. Nunca entendió.

Como lo dijo el ex alcalde Zeferino Torreblanca, ’el muchacho enloqueció’, con esa locura que provoca el poder, cuando alguien no es apto ni para ejercerlo, ni para dejarlo. Tal vez por eso reclama para sí que le anticipen las participaciones federales que le corresponde ejercer a la próxima alcaldesa Adela Román Ocampo a quien entregará un municipio colapsado.



GASTOS DE PAPEL

También existe otro tipo de desesperación en dependencias municipales como la Comisión de Agua (Coagua), y ya no tanto por el tema laboral para el cual el gobierno de Héctor Astudillo al que el alcalde Evodio acusa de no apoyarlo, le dio 13 millones de pesos.

Los funcionarios del organismo andan apurados recabando facturas para cubrir irregularidades como las que el año pasado les detectó la Auditoría Superior del Estado por casi 200 millones de pesos.

Lo malo es que entre éstas hay rentas de maquinaria por 3 millones de pesos mensuales, cuando lo máximo que se llega a gastar en este rubro, según los trabajadores inconformes, son 150 mil pesos.

Pero además, comentan que han facturado empresas con menor antigüedad a los dos años que por ley se requieren para ser proveedores del gobierno municipal.

Habrá que esperar el resultado de las auditorías que se practiquen a la administración saliente.

Por lo pronto, también se sabe que la Auditoría Superior del Estado extendió unas semanas más una revisión a las participaciones federales recibidas por el Ayuntamiento porque donde los auditores escarban encuentran irregularidades.

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