Beatriz Vargas Peláez | Líderes Políticos

La otra pandemia no será trasmitida


Lo que Maquiaveo no dijo

La otra pandemia no será trasmitida
Junio 03, 2020 01:12 hrs.
Política ›
Beatriz Vargas Peláez › Líderes Políticos

Lo que Maquiaveo no dijo
La otra pandemia no será trasmitida

Por Beatriz A. Vargas Peláez

Contar la historia de cómo una niña fue violada por sus propios familiares y después asesinada como el caso de la niña Fátima Cecilia Aldrighett Antón, fue mostrado por la mayoría de los medios de comunicación más como un espectáculo al cual darle seguimiento, que un hecho que levantara la más profunda de las indignaciones entre la población capaz de movilizarse para tratar de resolver el grave problema de violaciones y feminicidios que hay en el país.

Tal y como lo señalan las palabras certeras y contundentes de Rita Segato antropóloga feminista, reconocida internacionalmente por sus investigaciones sobre las estructuras de la violencia y el cruzamiento de la desigualdad de género con las categorías de raza y colonialidad, sostiene que las violaciones y los femicidios como expresiones de máxima violencia, siguen ocurriendo, en gran parte por el tratamiento mediático que se le dan a estos casos.

Cada medio de comunicación compite por demostrar quién tiene la exclusiva y quien cuenta con los detalles más inquietantes para entretener la atención de las audiencias, que siguen el episodio como si fuera una telenovela.

Ante tal dinámica es imposible reflexionar y analizar a fin de permitir soluciones reales y de fondo.

Ante tal contexto me llaman la atención cifras de Worldometer que es un proveedor de estadísticas globales sobre varios fenómenos de salud pública y cuyas cifras ubican al aborto en el puesto número uno a nivel mundial de acuerdo a las últimas estadísticas sobre abortos en todo el mundo publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), llegado a alcanzar 17 millones 193 700 casos contra 355 mil 364 muertes por Covid-19 contabilizados hasta el día 27 de mayo de este año.

Mientras se convoca a una parálisis económica y laboral a nivel internacional para evitar contagios y posibles muertes por Covid-19 los casos de aborto sigue su curso normal sin que las y los actores involucrados en la salud pública mencionen el derecho a interrumpir legalmente el embarazo ni por error.

Desde ahí se ven las prioridades de este sistema patriarcal, en donde los asuntos de las mujeres no son de tanta importancia o urgencia como para atenderse en ningún espacio.
Bajo esta lógica muchos dicen que el tema del aborto polariza al país y romantizan la idea de generar unidad desde el discurso a fin de no ’provocar’ a la población dividida entre liberales y conservadores con temas ’espinosos’, según ellos.

Por eso no es de extrañarse que la violencia que viven niñas adolecentes y mujeres al seno de su casa, algunos políticos digan que no es violencia sino un problema de falta de paciencia por parte de las mujeres, lo cual saca de su verdadera dimensión al problema.

A eso se le sigue que esos casos de ’no violencia’ terminen en feminicidios que entre más brutales son más dignos de ser trasmitidos por los medios de comunicación tradicionales y redes sociales, solo para generar un poco de indignación, pero sobre todo morbo de una sociedad ávida de detalles escandalosos y sangrientos.

Sobre esto, Rita Segato sostiene que los femicidios y las violaciones como expresiones de máxima violencia, siguen ocurriendo, porque "son contagiosos" por el mal abordaje de los medios de comunicación, pues en lugar de mostrarlos como espectáculo, deben hacer ver que un feminicidio no surge de la nada, sino de una sociedad violenta cuyas relaciones de género son violentas y, dentro de ese hábito violento de la sociedad, en la punta de la pirámide aparece el feminicidio.

En esa estructura de poder la mujer es siempre encaminada a una posición de subordinación, en quien recae la sospecha moral permanente, producto de la normalización de innumerables violencias cotidianas, que por lo mismo no pueden ser tipificadas como crímenes. En contraparte los hombres reciben el mensaje de superioridad, que aunque este mal porque termina por matar, es la superioridad que importe un sistema patriarcal socialmente aceptado.

No hace muchos años, el Instituto Politécnico Nacional IPN dio a conocer el violentometro, indicador para hombres y mujeres en sus roles de pareja para saber en qué nivel de violencia se encuentran y en donde el nivel más alto está el feminicidio.

Loable la acción del IPN, pero no es suya la responsabilidad nada más.
Aquí los medios de comunicación tienen un papel relevante para ayudar a disminuir los índices de violencia a través del tratamiento de la información que favorezca la reflexión y el análisis, motivado por una profunda indignación.

Muchos me dirán, sigue soñando porque eso no vende; y si bajo lógicas mercantilistas tienen razón.

Pero eso no los exime de su responsabilidad para hacerlo.

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