Ironía o inocencia

El domingo 14 Alberto Pelaez en su columna “La Otra Mirada” en El Universal, dice que en el segundo informe de gobierno “Me llamó la atención el desarrollo que ha adquirido el presidente con los medios audiovisuales. Hablar durante una hora y cuarenta minutos con el apunte de dos telepronter, sin equivocarse una sola vez no es tarea fácil”. Acepta que “Me gustó la estructura del discurso que nunca pareció monótono a pesar de las casi dos horas en las que parlamentó sobre el estado de la nación. Parceló bien, añade el también joven Pelaez, cada una de las áreas y desmenuzó los rubros más importantes y lo hizo como quien lee una interesante novela”. Nos inquieta saber si el hijo de aquel espléndido reportero gato, ya fallecido, hablaba con inocencia o con ironía. Sobre todo cuando destaca que el próximo aeropuerto internacional de México será la obra estrella del régimen, aun cuando no se concluya en los cuatro años que le restan. Cueste ciento y pico mil millones de pesos. Y deje atrás problemas como el hambre, la corrupción, el trabajo, la educación. En fin mil y un problemas que, si se empeñara en acabar el gobierno, ese sí sería el trabajo cumbre. Claro que el reportero madrileño no está obligado a saber todos los problemas que enfrenta el país. Pero, en honor a la verdad, no debería tratar aquella ceremonia en palacio nacional, como un acto televisivo. Ni comparar al jefe del ejecutivo, ambos de la misma edad, con un locutor que repite lo que le marcan en una computadora. No se vale. Aún cuando alguien diga que tiene la razón.
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