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Opinión

Hablemos de democracia ’bajo fuego’ /II

Sergio Enrique Castro Peña

Hablemos de democracia ’bajo fuego’ /II
Marzo 17, 2021 19:04 hrs.
Periodismo ›
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Al inicio, la administración Biden lanzó una especie de señal de seguridad en la cual iba implícito que las cosas podrían seguir como siempre. Esto implicaba seguir nuestra vida tal como la conocíamos, lo cual se asemejaba más a un guión pre redactado al cual tendríamos que ajustarnos. En México, se percibía que la actitud del presidente Biden era una prolongación del candidato Biden, algo que estaba muy lejano de la realidad. Sin embargo, eso nos decía muy poco sobre cómo sería esa realidad. Ante ese escenario cobraba una importancia especial la primera reunión, ’virtual’ por el Cobid-19, entre los presidentes de México y el de EU. En dicha reunión, se establecería por parte de EU los mecanismos y las formas de operación en las cuales nuestro país se tendrá que acomodar y comprender plenamente para que pueda tener posibilidades de obtener los mayores beneficios de esa nueva forma de negociar y actuar de nuestro mayor socio <comercial, político, y de seguridad> y vecino. De igual forma, se empezarían a conocer los temas primordiales de la agenda de este gobierno nuevo.

Las primeras señales de como se realizarían estas relaciones, si el gobierno hubiera puesto atención o estudiado al nuevo mandatario estadounidense sabría que su desarrollo político se dio tanto en el área legislativa <fue senador por 26 años> y también en el campo ejecutivo al desempeñarse como vicepresidente en los dos períodos de Barack Hussein Obama (ocho años). Esta experiencia no es menor porque en la política norteamericana al seleccionar los titulares a su acompañante en sus candidaturas, lleva consigo unas negociaciones, en ocasiones no tan civilizadas, entre los diferentes grupos políticos, por las posibilidades de obtener en el futuro el liderazgo de su propia candidatura.

Entre las primeras formas que está imponiendo el presidente estadunidense se encuentra el fin de las relaciones personales para atender asuntos de segundo nivel y, que estos, serían tratados por los titulares de las secretarías o los funcionarios que ellos asignaran. Las llamadas entre mandatarios serán

una herramienta de última instancia y, con la secrecía que éstas demandan. Este cambio de formas no es menor, dado que demandará a ambas partes la integración de grupos negociadores con gran capacidad técnica y conocimiento de los tópicos que se analicen y decidan. La improvisación y la propaganda, para el gobierno norteamericano, se ubicarán en un lugar menor, no desaparecerán, pero prevalecerá la difusión de los acuerdos en tiempos menores, de tal forma que si alguna de las partes quiere dale un sentido diferente al acordado, la parte afectada, si es que se dan cuenta, podrá exponer públicamente este desvío.

Por parte de nuestro presidente, fiel a su estrategia predilecta, utilizando la el problema de la adquisición de vacunas que tiene nuestro país, insistió que se incluyera dentro del acuerdo sobre la reunión, el compromiso de autorizar a las empresas estadunidenses vender sus productos, sin embargo, la vocera del gobierno de EU señaló, como fue informado con antelación, que los EU no venderían, a ningún país, ni una ampolleta hasta que toda la población de ese país, estuviera vacunado. El comunicado que emitieron EU y México se estableció que, una vez vacunada la población del primer país, se estaría en posibilidades de iniciar pláticas con México y los otros países interesados en adquirir dichas vacunas, el mensaje no podía ser más claro o directo. Pero eso poco importó al presidente mexicano quien pareció no entender el mensaje.

En un acto de fuerza centralista, el presidente de México envió al congreso la reforma de la ley para la generación de electricidad con la indicación de que fuera aprobada ’sin que se le modificara ni una coma’, cosa que hicieron los integrantes Morenistas y sus aliados de las dos Cámaras. Ante eso, el departamento de estado de EU solicitó a México que definiera claramente su ’política’ en materia energética, que obviamente incluye la eléctrica. Por su parte, el titular del ejecutivo en EU no emitió ningún comentario que se pueda señalar. Al respecto, hay que apuntar que Biden, conocedor del sistema, sabe de las presiones que vendrán de las empresas a sus representantes en el Senado y en la Cámara Baja. Los empresarios estadounidenses demandaran a su gobierno la defensa de sus intereses dado

que las medidas a implantarse en México son violatorias de lo estipulado en el TMEC. Asimismo, la presión hacia sus representantes en las Cámaras y en sus principales organizaciones, <la Cámara de Comercio de ese país ya inicio movimientos para que el gobierno aclare esta situación>, estará centrada en las violaciones del gobierno mexicano, en esta materia. Inicialmente, se propondrá que esos tópicos se discutan ante paneles, <internos y externos> y de no llegar a acuerdos que satisfagan a las partes, ser trasladados posteriormente a cortes internacionales. Muchos comentaristas señalan que en las reuniones en los paneles organizados por el gobierno con los quejosos puede alargarse, en lo particular, no creo que estas empresas desconozcan que una solución se pueda hacer, a su favor o en contra, sin que el presidente esté de acuerdo, y, por su carácter de no modificar o cambiar de ideas todos los panales o reuniones para tratar estos puntos serán tiempo perdido, por lo que, las presiones recaerán directamente en el gobierno estadounidense con el fin de incrementar las presiones a México. Aquí, debemos recordar que, en el pasado reciente, la forma de apretarnos fue mediante la implementación de barreras arancelarias. Sin embargo, no todo son negocios. Hay algunos asuntos de ayuda humanitaria.

La otra respuesta del presidente estadounidense sobre la de participar en la vacunación del covid-19, fue una aportación de dos millones de dólares a una organización de la ONU, para que los países que la requirieran estuvieran en posibilidad de comprarla, el único problema es que dichas vacunas, en el corto plazo, no se encuentran disponibles en el mercado y los países interesados en usar ese fondo tendrán que esperar hasta que el mercado pueda estar en posibilidades de satisfacer las solicitudes de los demandantes. El camino que ha seguido nuestro país ante la poca posibilidad de encontrar vacunas, es la cruda propaganda, en donde se destinan tiempo innecesario en difundir paso a paso del destino de las pocas vacunas que llegan. Desde pomposos recibimientos hasta ancianitas que levantando sus manos al cielo dando las gracias al presidente por haberlas vacunado o de la ’compra’ de millones y millones de vacunas que se adquieren o se comprometen y, que no sabemos cuándo llegarán. Ni modo estamos en tiempos electorales y el

miedo de perder la Cámara de Diputados es mucha, dado que con ello se pondría en duda el futuro de la llamada Cuarta Trasformación, que no es otra cosa que la instalación, por parte del presidente López, de un sistema chavista o socialista del Siglo XXI.

Todo lo anterior nos lleva al punto que más relevancia le otorga el presidente Biden es lo referente al cambio climático. Las modificaciones en el clima se han presentado desde el momento en que el planeta nació. La variación climática más severa que se ha suscitado ocurrió hace un poco más de cuatrocientos años con la mini etapa de hielo que produjo la edad obscura, que caracterizó la Edad Media. De igual forma, la tierra y las sociedades que han vivido y sufrido grandes sequias o lluvias interminables las cuales contribuyeron a la desaparición de muchas de ellas. Se estima que fue un cambio del clima, sequía prolongada y la sobrepoblación generaron la caída de la cultura Maya. El clima es un ente que puede seguir patrones tan repetitivo que es ocasiones nos han permitido hacer modelos de comportamiento para períodos cortos y, han propiciado el desarrollo de modelos climatológicos con la utilización de grandes computadoras, similares a las usadas en la física cuántica y la cosmología con grados aceptables de confiabilidad. Por lo que debemos partir, de que se dan cambios en los sistemas climáticos inherentes a sí mismos. Sin embargo, con el aumento de la actividad humana en los últimos dos siglos y su crecimiento industrial y de consumo acelerado, también estan contribuyendo a que nuestra atmosfera, por la emisión de gases de efecto invernadero, se produzca un nivel de calentamiento global, efecto invernadero, nos haga pensar, a un amplio sector de la población, de que somos los únicos responsables de ese cambio, lo cual es una tesis difícil de sostener, porque cuando la naturaleza inicia un proceso natural de cambio, es difícil que un factor externo la modifique.

Para combatir la participación de la actividad humana, en el efecto invernadero, el presidente Biden propone un agresivo plan de cambiar la utilización de energías fósiles, por sistemas que produzcan energía de una manera más limpia como son principalmente las eólicas y solar, mayormente para consumo en los hogares. Sin embargo, este modelo presenta dos retos:

el primero tiene que ver con su estrategia para salir de la crisis que está produciendo el covid-19 al parar, en su mayoría la economía y el sector productivo con el objetivo de evitar mayores contagios y la forma de reactivar esta economía al viejo estilo keynesiano, inyectar dinero fresco a la economía esperando que la reacción de los factores, los multiplicadores económicos, que la componen sean los adecuados. Esperando también, que los efectos del funcionamiento de estos multiplicadores, se den sin ocasionar una inflación perniciosa. El segundo aspecto es que a pesar de que estamos hablando de un cambio drástico en el uso de energías limpias, hasta ahora, estas se limitan al ámbito del hogar y en menor medida en lo industrial, sin que se mencione nada sobre una reconversión en su principal industria y la más contaminadora, la automotriz.

Biden, como político y, más como un político que se desarrolla en un sistema democrático-electoral, conoce perfectamente que se tiene que desenvolver en un marco de tiempo-electoral consistente en cuatro años. Su fuerza y su capacidad de negociación, está limitada por ese marco temporal. Esta fuera de toda dudad que primero debe de atender su problemática. De que su principal problema fuera de sus fronteras es precisamente con su vecino de la frontera sur, dados sus diferencias ideológicas que evidentemente los separan y la urgencia que tiene su vecino, el presidente López, de mostrar a su electorado capturado, su independencia y su fortaleza para defenderlos de ese gobierno en la frontera norte. De igual manera, el presidente Biden, está consciente que la capacidad de la población de origen mexicano, que al ver que sus familiares que viven en México no tienen, ni en el corto, ni mediano y, mucho menos, en el largo plazo, de contar con un empleo remunerado, con el cual puedan satisfacer sus necesidades más apremiantes, están llegando a un punto en donde no podrán incrementar sus remesas de forma constante.

Por otra parte, no es difícil concluir que el creciente egocentrismo del presidente López quien antepone primero sus objetivos que el bienestar mínimo de sus gobernados. La caída de la tasa de crecimiento anual del PIB, el empleo y todos los factores inherentes a una baja percepción el ingreso

privado, así como la recaudación fiscal que esto conlleva, aunado a la perspicaz meta de hacer de PEMEX el motor del crecimiento del país, sin importar los enormes déficits que esto ocasione. Con todo ello, manda un mensaje a los EU de que las posibilidades, en lugar de mejorar, seguirán una ruta de una mayor crisis que la presentada actualmente. Por lo que, los problemas de inmigración, de envío de más remesas y trasiego de drogas duras se verán constantemente incrementadas ocasionándose un incremento en las tensiones entre las dos naciones. Con un país en su frontera sur que no considera importante, ninguno de los objetivos primordiales del presidente Biden: en lo político, un gobierno plurirepresntativo sin un gobierno centralizado en una sola persona con una visión unidimensional; en lo económico, contar con una economía sustentable que maneje la diversidad de los factores productivos con que cuenta sin excluir a ninguno por cuestiones ideológicas, la utilización plena de energías limpias y la búsqueda del bienestar por medio del trabajo bien remunerado, con expectativas de crecimiento y un sistema de movilidad social constante hacia arriba que propicie una sociedad más igualitaria. Una sociedad cuyas expectativas de seguridad y de coherencia en los objetivos primordiales, en vez de seguir un camino de cercanía con nuestro vecino del norte, muestran día con día signos de alejamiento acelerado. Malos días nos toca vivir en el mundo de la democracia, peores nos esperan con un futuro incierto, en donde las soluciones a los complejos problemas ya no requieren consensos, sino acciones inmediatas. sergiocastro6@yahoo.com.mx

Anexo: ¿Los ataques de los dos principales dirigentes de Morena a la industria eléctrica y a la participación de las calificadoras externas, son acaso el preludio para que la Cuarta-T, abrogándose la exclusividad de representar a México, abandone el TMEC?

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