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Forbes y “El Chapo”
¿Aceptó Vicente Fox ser cómplice del barón de la droga más buscado?

Diciembre 03, 2014
15:01 hrs.
Periodismo ›
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Resulta inquietante que la revista Forbes haga pública tanta información sobre Joaquín “El Chapo” Guzmán. Primero lo incluyó en las listas de los personajes -porque en eso lo convirtió- más adinerados del mundo, y ahora quiere vendernos el cuento de que sabe, con precisión, cómo, dónde y por qué funcionó, a gran escala, como el primer narcotraficante de México.
Si a lo hecho público por esa revista se suma la ficción del inicio de la telenovela El octavo mandamiento, transmitida por Cadena 3 hace al menos tres años, se abre la posibilidad de deducir que el famoso narcotraficante mexicano operó en México bajo protección de la DEA, y esa misma agencia promovió su imagen en Forbes, con el propósito de empezar a considerar la posibilidad de fomentar la existencia de una nueva cepa de millonarios e industriales del agronegocio del cultivo y distribución de estupefacientes, comenzando con la marihuana.
De resultar -en un futuro próximo- cierta la hipótesis anterior, sólo significa que el combate a los estupefacientes se reorientará contra las drogas sintéticas y la morfina y heroína, pues tanto la marihuana como la cocaína muy pronto podrían convertirse en narcodependencias recreativas para, como dejó establecido Herbert Marcuse, mantener bajo estricto control la energía sobrante y disminuir, de manera drástica, la inconformidad social por sucesos como el ocurrido en Ferguson, Misuri, o en Iguala, Guerrero.
Para los que carecen de memoria o no son afectos a la televisión, por continuar considerándola la caja idiota, me permito recordar que en los capítulos iniciales de El octavo mandamiento aparece un narcotraficante que, en apariencia, está detenido en una cárcel de alta seguridad mexicana, pero que debido a los convenios o acuerdos entre agencias de seguridad mexicanas y estadounidenses, sale de su encierro para entrevistarse, en Nueva York, con los procuradores de justicia de ambos país, o con los responsables de las agencias antidrogas. Lo dejan a la imaginación.
Lo que no puede evitarse, es deducir que se trata de Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien opera su cartel con el propósito de que el dinero negro que produce beneficie a la economía de Estados Unidos.
De allí que resulte fácil y cómodo a Forbes, dar a conocer que “El Chapo” se servía de aviones 747, de vehículos anfibios y usaba del aeropuerto internacional de la ciudad de México como centro de operaciones, para convertirse en el mayor distribuidor de cocaína; lo que no escriben, es que así procedía para servir a los intereses políticos y sociales de Estados Unidos, obviamente con anuencia de Vicente Fox.
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