Lilia Cisneros Luján | diarioalmomento.com

En tierra Ajena


La celebración por la llegada de niños españoles a México en la presidencia de Lázaro Cárdenas y la muy difundida cifra de 50 millones de desplazados y demandantes de asilo en el mundo.

En tierra Ajena
Junio 23, 2014 19:17 hrs.
Periodismo ›
Lilia Cisneros Luján › diarioalmomento.com

La celebración por la llegada de niños españoles a México en la presidencia de Lázaro Cárdenas y la muy difundida cifra de 50 millones de desplazados y demandantes de asilo en el mundo, obligan a retomar el tema de la migración. Moverse de un lugar de origen a otro de destino, con la intención de cambiar la residencia habitual para permanecer un tiempo o quizá establecerse permanentemente en otro sitio es inherente a la esencia misma de la humanidad, nómada en sus orígenes tribales y en constante movimiento hace más de setenta mil años desde África, luego Asia, después Europa y necesariamente América.
Estudiando la historia o analizando la demografía es de sentido común dilucidar que las personas migraron en tiempos muy antiguos para buscar tierras de bonanza cuando se descubrió la agricultura; mercancías y compradores durante los albores del comercio[1], procurar mejor clima si el que se tiene es extremo, huir de la inseguridad[2] –propiciada por criminales, gobiernos autoritarios, e incluso maridos o padres y familiares enfermos y violentos- o buscar nuevos emprendimientos[3]
Sería poco serio intentar explicar el origen de los primeros imperios del planeta –Mesopotamia, Egipto, Persia, Grecia, Macedonia, Fenicia, Cartago o Roma- al margen de los importantes desplazamientos de soldados y pobladores que igual por la fuerza o de manera libre ocuparon nuevas tierras. Luego de las grandes migraciones de pueblos indo-europeos, el sistema feudal, que tenía como eje el vincular las personas a la tierra, si bien tuvo como lado positivo la creación de aldeas, por el otro aumentó el conflicto bélico cuyo fin era conquistar la propiedad del otro. Pocos países de la actualidad pueden ser mejor ejemplo que los Estados Unidos de América, de la fuerza de los movimientos migratorios, y tal como ocurrió con el fin del sistema feudal que sucumbe frente a los Estados nacionales; en pleno siglo XXI, parece ser que el comercio global y las consecuencia socioeconómicas de la gran brecha entre los pobres y los ricos, enfrenta al ser humano a una nueva forma de migración, calificada por casi todos como ilegal, indeseable y hasta criminal.
¿Existe en la mente de los comerciantes globales el recuerdo de una Venecia cuyo predominio fue resultado de las migraciones entre aldeas con artesanos, campesinos con mercancías que se movieron desde y hacia Italia? ¿Hubiese sido ese el resultado si las fronteras se abrieran a las mercancías pero no a las personas? El descubrimiento de nuevas tierras –no solo para los europeos, sino aquellos habitantes de islas en el archipiélago de Hawai o en los fríos extremos habitados por los vikingos- ¿se habría dado sin el empuje de la migración? ¿Qué asusta o que fines perversos mueven a quienes explotan, criminalizan o vejan al ser humano que arriesga todo para migrar? Aun sin ir más lejos, las migraciones al interior de los países desde el ámbito rural a las ciudades o a la inversa ahora que estas últimas se están convirtiendo en territorios insufribles, son a querer o no, algo inherente a nuestra naturaleza móvil.
Si en el reino animal las poblaciones de mariposas monarcas o aves de muy diversas especies, migran y hasta son protegidas ¿Qué es lo que se germina al interior del humano para reaccionar de manera diversa entre y contra sus pares? Convertir la migración en un asunto económico –son miles de millones los que manejan las agencias defensoras de los derechos de los migrantes en el mundo- es tan o más agresivo que la migración misma. ¿Quién es más criminal, el bandido que pide cuotas, esclaviza, secuestra y hasta mata al migrante o el que maneja millones de dólares para defenderlos sin lograrlo?
El tema de escándalo ahora es el de los niños migrantes. Esas nuevas generaciones que nacieron y han vivido conociendo el fenómeno por relatos de sus amigos vecinos y padres. La expectativa de una vida mejor a la que tienen les impulsa a buscar el sueño que en la mayoría de las veces se convierte en pesadilla. Hace 21 años, grabé un programa sobre el tema en la serie de radio que entonces conducía. De manera vertical la estación –no comercial sino oficial- omitió trasmitirlo y suspendió mi tiempo al aire. ¿Qué callos estaba pisando dos décadas atrás con el tema de la migración infantil? ¿Cuántos niños de entonces a ahora han seguido migrando? ¿Por qué el énfasis en la migración infantil al extranjero y la ceguera respecto de la migración de niños de zonas rurales e indígenas hacia las grandes urbes? ¿Cuáles opciones se dan a niños migrantes que juegan en los camellones, venden dulces en la vía pública y aprenden a pedir limosna antes de hablar español?
Dentro de este fenómeno inherente a la naturaleza humana, también hay niños que son arrancados de su madre, sus abuelos, su cultura de origen, por algún familiar cercano. ¿Terminarán todos como privilegiados al igual que los chicos españoles adoptados en el régimen de Lázaro Cárdenas? ¿Podría convertirse en género próximo, diferencias específicas como la del astronauta mexicano que con un español muy deficiente hoy viene a decirles a los escolapios del país del que emigró su familia que lo máximo es estudiar en la NASA y convertirse en migrante espacial?
Habrá que esperar que los famosos de las teorías holistas de la migración, nos den sus conclusiones, mientras eso ocurre, ojala hubiera políticas públicas que arraiguen en vez de expulsar a esos menores de edad hoy y futuros ciudadanos de un país como México que cada día marcha más atrás en la carrera del desarrollo global. Si los niños centroamericanos cruzan nuestra frontera buscando los factores de atracción de Norte América, debiéramos buscar acuerdos con los países que les expulsan para beneficiarles, a final de cuentas, son niños, son humanos, son seres vivos que tienen derecho a viajar. Ojala lo pudieran hacer por turismo y no por hambre y sed……..de justicia.


________________________________________
[1] En la antigüedad, Grecia Cartago y Roma establecieron colonias a partir de sus flujos emigratorios necesarios para expandir el comercio de la metrópoli.
[2] En la Europa medieval se dieron a lo largo de un siglo tres procesos migratorios masivos: con las invasiones bárbaras, la expansión del Islam y el avance del imperio bizantino.
[3] Al descubrir América millones de personas emigraron a los nuevos territorios. Los Estados Unidos son el mejor ejemplo de un territorio poblado por sucesivas olas inmigratorias.

Ver más


En tierra Ajena

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.