Intervendrá el Senado en las consultas sobre Energía del T-MEC.
Opinan Mario Delgado, Marko Cortés y John Ackerman, sobre la violencia en las elecciones de Morena.

Al presidente López Obrador se le complica día tras día la administración y la gobernabilidad del país por la polarización que entre los mexicanos -hay que decirlo, con todo respeto- el mismo ha provocado y que, por razones para mí desconocidas, sigue atizando en vez de atemperar su enojo y superar su rencor para procurar la unidad nacional y poder conseguir los apoyos que requiere para mitigar las crisis que nos agobian y que van a ser peores en lo que le resta de su mandato.

Pienso que no se puede gobernar bien, como debe hacerlo un verdadero Estadista, siendo peleonero, y peor aún, sin brindar seguridad, salud, educación y atender a la gente que exige justicia por la desaparición y asesinatos de más de 120 mil personas.

Y si a eso le agregamos que las arcas de la Tesorería están casi vacías pues los recursos se han aplicado en las emblemáticas obras del sexenio, es lógico que el presidente debe estar preocupadísimo y malhumorado, y más porque Morena empeora.

Es obvio que urgen más recursos y para eso se intensificó la actividad de la UIF, del SAT, se hicieron la rifa del avión presidencial, las subastas de bienes recuperados a delincuentes, y ahora también se hará el 15 de septiembre la rifa de terrenos playeros en Sinaloa, que se inició ’charoleando’ con boletos a los ’barones del dinero’ invitándoles tamales de chipilín en Palacio Nacional.
Si el señor presidente está desesperado por el cúmulo de broncas que trae, va sentirse peor porque el tercer Jinete del Apocalipsis, el de la hambruna, ya galopa en el país con la inflación que hace añicos los exiguos salarios de 19 millones 471 mil 398 personas quienes ’son afortunados’ por tener chamba con salario mínimo de $172.87 diarios ($5,255.00 mensuales) pero que se gastan la mitad en la compra de la Canasta Básica para una familia de cuatro personas.

El resto de ’su raya’ es para pagar la renta, luz, agua, ropa, pasajes, gastos escolares de sus hijos.
Hay que precisar que una buena cantidad de esos casi 20 millones de gente considerada como ’Población Económicamente Activa’ (PEA) pueden ser adultos mayores y se ayudan en los gastos con el dinero que reciben del Programa Social Bienestar. Pero esa ayuda es insuficiente y no satisface las carencias de lo indispensable para las familias.

Catedráticos universitarios, analizando el grave problema, informan que son 38 millones 670 mil 234 personas que perciben un menor rendimiento de sus salarios ante el aumento de precios de productos básicos y que en los meses que restan del año, este número de personas (el 67.84 % la PEA) cuyo ingreso no rebasa los dos salarios mínimos, estarán expuestos al incremento de la inflación que no contendrá el aumento de una tasa de interés que no está fomentando ni el ahorro, ni el consumo’.

(No hay que olvidar que 52 millones de mexicanos están en extrema pobreza y que ya son víctimas de la hambruna).

Este es un problemón para el señor presidente López Obrador que solo podrá medio resolver, porque su mandato termina el 2024, pero siempre y cuando tenga la ayuda solidaria de los mexicanos, todos unidos, y para ello requiere empezar ¡ya! con acciones de reconciliación que ojalá las hiciera lo más pronto posible.
Señor Presidente: Los mexicanos queremos vivir bien, en armonía, sin divisionismo clasista o ideológico, como usted ofreció con la 4T.