La retención del 10 por ciento del salario de más de 500 trabajadores del Ayuntamiento de Texcoco, Estado de México, entre los años 2013 y 2015, por parte de la entonces presidenta municipal Delfina Gómez Álvarez, ahora ’flamante’ secretaria de Educación Pública, para financiar las actividades del partido Morena, lo cual es un abuso y un delito, no es más que una pincelada del cacicazgo político que mantiene el senador morenista Higinio Martínez Miranda desde hace décadas en ese territorio mexiquense, pero es una pincelada suficiente para exhibir de cuerpo entero lo que son: unos incongruentes que navegan con bandera de izquierda y que roban, reprimen y gobiernan como las peores versiones de la derecha.
Y es que no nos engañemos, a Delfina Gómez la inventó Higinio Martínez y luego se la vendió a López Obrador, quien la terminó lanzando a los primeros planos de la política nacional. Hasta antes de su ascenso meteórico, la ’maestra Delfina’, como la llama el presidente, ejerció la docencia y puestos administrativos en el nivel básico, particularmente destaco su paso por la dirección de la primaria Centro Escolar Nezahualcóyotl, de Texcoco, entre los años 2002 y 2012, pues de ahí la fue a sacar el grupo político de Martínez Miranda para retomar el control de la presidencia municipal, misma que estaba en manos del PRI. Higinio sabía que él, debido a las acusaciones de corrupción y enriquecimiento inexplicable, no ganaría; ocupaban a alguien que no estuviera quemado ante los electores, un rostro nuevo en la política municipal, y ese fue Delfina, que al final ganó con los membretes del Movimiento Ciudadano y del Partido del Trabajo.
En 2015, cuando la actual titular de la SEP obtenía una diputación federal, también arropada por el Grupo de Acción Política, Higinio Martínez, ahora con mejores condiciones para ser el alcalde, pues tenía el control del Ayuntamiento de Texcoco, se impuso al candidato del PRI, Brasil Acosta Peña, actual diputado federal, pero lo hizo recurriendo al reparto de dinero, trampas electorales y a la represión policial, pues la usó descaradamente para boicotear la campaña del abanderado priista, como está perfectamente documentado. Desde 2018 a la fecha preside el Ayuntamiento la morenista Sandra Luz Falcón, otro títere de Martínez Miranda, quien por cierto no quita el dedo del renglón en su búsqueda por ser gobernador mexiquense.
Ahora bien, no es mi intención absolver a Delfina Gómez ni mucho menos. Ella tiene sus culpas y las debería pagar. Solo insisto en que los moches en Texcoco son una prueba más del cacicazgo político que domina ese lugar y revelan lo que es Morena a nivel nacional: una confederación de caciques regionales unidos por su ambición y por el mesías de Palacio Nacional, a quien tampoco le interesa el desarrollo del país ni los pobres ni nada, sino solo satisfacer sus deseos de grandeza y de poder.
Ver más
