“Croacia ya probó el chile nacional”, corean miles de aficionados

CIUDAD DE MÉXICO, (Al Momento Noticias).- “¡Olé, olé, olé, olé, oaaaa, oaaaa!”, corearon enloquecidos cientos, miles de aficionados, que no se creen la hazaña que acaba de realizar la Selección Mexicana de futbol: vencer 3-1 a Croacia, con lo cual aseguró su pase a los octavos de final en Brasil 2014. El milagro futbolero llegó y con él hordas de fieles que agradecen a grito pelado el regalito…

Aquí, en Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, todo se detuvo por unas horas. Eran las 5:30 de la tarde y nadie trabajaba, nadie se movía. Todos, extasiados, embelesados, abstraídos —otros más embriagados— caminaban rumbo al Ángel de la Independencia, el santuario de los gigantes verdes (nada de ratones, no hoy), a dar las gracias a sus tres grandes apóstoles: San Márquez, San Guardado y San Chicharito, autores de los tres goles.

En esta celebración no hay distingos. Todos son iguales, al menos por un momento. Con pelucas que simulan la cabellera de Memo Ochoa, sombreros gigantes y bandas tricolores en la frente, estudiantes, maestros y oficinistas no regatean sus energías en corear la victoria y restregársela al oponente.


Llegan caminando, en motonetas, algunos más en bicis, para preguntarse una sola cosa: “¿En dónde están, en dónde están, los croatas que nos iban a ganar?”. Así lo gritan, codo a codo, funcionarios de gobierno, estudiantes y hasta algunos vendedores ambulantes, que no desaprovecharon la ocasión para hacer su agosto.

También el arte culinario entró con todo (sin albur) en los festejos: “¡Croacia ya probó el chile nacional, Croacia ya probó el chile nacional!”. Y en medio del griterío y euforias desmedidas, aparece la nueva moda fotográfica: las selfies. Todo mundo quiso inmortalizar el momento con el retrato de celular.

Desde luego —y esto no es nuevo— no faltaron la espuma, las matracas, el maquillaje en las mejillas, las cornetas… Todo sirve para esta celebración catártica que pone a los aficionados en el centro del mundo. Nada importa. Ni las leyes secundarias que se discuten actualmente ni el mismo trabajo. La verdad es que los oficinistas salieron muy patriotas.

-Le pellizcaste un poco a tu horario de oficina, ¿no? ¿Vas a regresar? –se le pregunta a Abel Martínez, de la Secretaría de Gobernación.

-¡Noooo, ya nos vamos! De cualquier modo no hay bronca, por aquí también anda el jefe.

-Todo sea por México, ¿no?

-Exacto. Debemos apoyar a la patria.

Gustavo Castillo también bajó la cortina. Es taxista, pero hoy simplemente no hubo viajes. “Hoy no hay taxi, hoy se quedó en la casa”.

Tampoco hubo clases. Fernando Vázquez Vargas, maestro de Formación Cívica y Ética en la escuela El Tesoro del Saber, festejó con toda su familia. Ataviado con un sombrero con forma de Copa Mundial, gritaba, coreaba y hasta organizaba porras.


“El partido estuvo excelente. Nunca se rindieron, todo el tiempo estuvieron de menos a más hasta que obtuvieron la victoria. Siempre creí en México. A mis alumnos les puse en el pizarrón: 3-0. En el último instante me volaron el 0, pero yo estaba seguro”, dice mientras ondea su bandera.


Para ella será una jornada larga. Afirma que su turno termina a las diez de la noche, pero hoy tal vez se extienda a las doce o más. “Va para largo. Al rato me van a decir, pero seguro estaremos aquí hasta la una o dos de la mañana”, se lamenta.

Los más de mil 500 elementos de seguridad pública asignados para mantener el orden tampoco festejaban. Con caras largas y miradas adormiladas, deseaban estar del otro lado de las vallas. “Quisiera estar celebrando, pero pues no se puede. Ni modo, hay que chambear”.

Cada quien su cruz en este festejo que sabe a miel… por lo menos hoy. El domingo la Selección Mexicana se enfrentará a Holanda. Un rival difícil. Pero esa es otra historia… por lo pronto, todos se desgañitan con el clásico “Ay, ay, ay, ay, cantaaa y no lloreees, porque cantando se alegraaan cielito lindo los corazoneees”.

Y ahí van, todos, niños, mujeres y hombres, conocedores o no, coreando el mejor de los rezos por este milagro que trajo un poco de felicidad.