Cuando todo sale mal

Fernando Irala

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Cuando todo sale mal

Fernando Irala

Cuando todo sale mal
Mayo 20, 2015 11:14 hrs.
Periodismo Estados › México Ciudad de México
Fernando Irala › diarioalmomento.com

Un cohete caído dio al traste con la colocación del satélite Centenario, una pieza importante en la actual etapa de las telecomunicaciones mexicanas.
Su reposición, dicen los expertos, tardará más de tres años, por lo que si bien nos va, estará ocurriendo a finales de 2018, tal vez después.
Si bien este mismo año se espera que esté en órbita un aparato gemelo del Centenario, el Morelos 3, el sentido común dice que en el resto del sexenio tendremos un sistema satelital endeble, que afrontará seguramente medidas como prolongar la vida útil de unidades próximas a la jubilación, y operar sin esquemas suficientes de respaldo ante cualquier emergencia.
Además de lo que ocurre en el cielo, en la tierra las cosas tampoco marchan bien. A la cancelación de la licitación ya realizada del tren rápido México – Querétaro, el año pasado, en medio de escándalos que todos recordamos, ha seguido su postergación indefinida, junto con la suspensión del proyecto en la península de Yucatán.
Y aunque el aeropuerto de la ciudad de México parece no tener contratiempos, fuera de las episódicas muestras de rechazo de los macheteros de Atenco --quienes luego de frustrar la alternativa más viable para la comunicación aérea de la capital de la República ahora quieren hacer lo mismo con la nueva terminal--, lo cierto es que los trabajos son aún preparativos, y todavía no se inicia la fase constructiva.
En una etapa en que las posibilidades de desarrollo están como nunca ligadas a no quedarse atrás en las modernas formas de comunicación, las fallas en el cielo y en la tierra no son buenos augurios para el futuro cercano del país.
Es cierto que demoras y caídas obedecen a causas y factores externos al sector e incluso al país.
Pero independientemente de dónde se ubiquen las culpas, algo habrá que hacer para remediarlo, si no queremos quedar atrapados en el estancamiento tecnológico y comunicacional.
Tal vez una limpia o un exorcismo, porque esto no es normal.

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