Con él o sin él

Araceli Ordoñez Cordero

Araceli Ordoñez Cordero | diarioalmomento.com

Con él o sin él


La inteligencia molesta...

 Con él o sin él
Marzo 03, 2015 18:17 hrs.
Cultura Nacional › México Ciudad de México
Araceli Ordoñez Cordero › diarioalmomento.com

Como acallar a ese sentimiento incrustado en nuestro interior, cómo desear que el sol deje de alumbrar cubriéndonos el rostro…

Una flor nace en precarias condiciones, esa semilla que el viento cargó hasta que soltó sus alas: cayó en un carrascal sin briza de madrugada, sin luz de hogar… Es palmario el torbellino de emociones que germinan en el corazón de la mujer, Un deseo intenso de ser. Pero los baches son muchos. Una noche observa el cosmos que llama en su interior, toma sus alforjas y camina sin mirar atrás…
Desde la infancia se enfrenta a la sordidez de los egos bestiales: propios y ajenos, que se vuelven solo propios, Ese sentimiento de impotencia ante lo desconocido, ese tener que ser lo que dicta la sociedad, una sociedad cambiante ante los sucesos que propone. Que tenemos que vestir de rosa, que juguemos con muñecas. Quién dice que solo servimos para parir hijos, que estamos para servir a nuestros hombres: padre, hermanos y pareja. Quien dice que no podemos subir de peso, que somos ese adorno de casa (Existen variedades de flores y todas son hermosas). Que nuestro lugar está en la casa: como en la época de las cavernas: cuidar el fuego; el hombre y señor se encarga del sustento. Y a eso agregamos clases sociales: quién dicta a lo que tenemos derecho como indígenas: permanecer callada, no ser digna de pisar los mismos lugares, no hablar nuestra lengua porque denigra, ser herramientas de trabajo sin sueños ni aspiraciones, ser el negrito del arroz…
En cada mujer se gesta una partícula de la cual estamos dotadas, basta despertar, basta darnos cuentas de lo que realmente somos y no lo creen que somos. Para muchos nada, para otros un adorno.
Seremos lo que aspiremos ser, lo que nos dicta nuestro interior, lo que anhelamos en sueños; todas y cada una de nosotras con entereza, constancia y sin mirar a tras; siendo responsables de nuestros actos, de nuestros derechos, cayéndonos y levantándonos de nuevo, aprendiendo del niño, del adulto, del anciano, mirándonos por dentro, mirando ese espejo que somos de la Naturaleza un mundo que ofrecer, primero a nosotras mismas y después a la sociedad.
Siendo libres en nuestros sentimientos, no ser para quien nos elija, (Por que según ellos nos hacen un favor), La inteligencia de una les molesta y escandaliza, desean una sombra detrás de ellos, desean la sumisión y la renuncia de lo que somos, a veces por placer, por vergüenza, por machismo, por complejo de superioridad…

En apariencia ya tenemos todos los derechos, pero habrá que hacerlos valer, con miedo y sin él: en casa y fuera de ella, a cada segundo, adaptándonos a la época y lugar. Armonía social.
Quién propone que tengamos que ser perfectas… ¿Y si no es así?

Un aroma

Llegó de la sierra
se posó en los verdes prados
su canto fue armonía
su bélico corazón sangraba
cada gota de tinta
fue para teñir sus días
no grises
rojos
no rojos
blancos

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