Papa Francisco: la sabiduría es no buscar “coartadas” ante las propias faltas

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Papa Francisco: la sabiduría es no buscar “coartadas” ante las propias faltas



homilia hoy en la Domus Santa Marta

Papa Francisco: la sabiduría es no buscar “coartadas” ante las propias faltas
Marzo 03, 2015 07:24 hrs.
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Ash Wednesday Pope FrancisAleteia
Es fácil juzgar a los demás, pero se va adelante en el camino cristiano solo si se tiene la sabiduría de acusarse a sí mismo: lo dijo el Papa retomando, después de los Ejercicios Espirituales, la Misa en Santa Marta con grupos de fieles.

Las lecturas del día se centran en el tema de la misericordia. El Papa, recordando que “somos todos pecadores” – no “en teoría” sino en la realidad – indica “una virtud cristiana, más que una virtud”: “la capacidad de acusarse a sí mismo”. Es el primer paso de quien quiere ser cristiano.

“Todos nosotros somos maestros, somos doctores en justificarnos a nosotros mismos: ‘Yo no he sido, no, no es culpa mía, no era para tanto, eh… Las cosas no son así …’. Todos tenemos una coartada para explicar nuestras faltas, nuestros pecados, y muchas veces somos capaces de poner esa cara de ‘Yo no lo sé’, cara de ‘Yo no lo he hecho, habrá sido otro’: hacerse el inocente. Y así no se avanza en la vida cristiana”.

“Es más fácil acusar a los demás” – observa el Papa – y sin embargo “sucede una cosa un poco rara” si intentamos comportarnos de forma distinta: “cuando empezamos a ver de lo que somos capaces”, al principio “nos sentimos mal, sentimos asco”, después esto “nos da paz y salud”.

Por ejemplo – afirma el Papa Francisco - “cuando encuentro en mi corazón una envidia y sé que esta envidia es capaz de hablar mal del otro y matarlo moralmente”, esta es la “sabiduría de acusarse a sí mismo”. “Si nosotros no aprendemos este primer paso en la vida, nunca, nunca daremos pasos en el camino de la vida cristiana, de la vida espiritual”.

“El primer paso es acusarse a uno mismo. Sin decirlo, ¿no? Yo y mi conciencia. Voy por el camino, paso ante la cárcel: ‘Eh, estos se lo merecen’, ‘Pero ¿tu sabes que si no fuera por la gracia de Dios, estarías allí? ¿Has pensado que eres capaz de hacer las cosas que estos han hecho, incluso peores?’.

“Esto es acusarse uno mismo, no esconderse a uno mismo las raíces del pecado que hay en nosotros, las muchas cosas que somos capaces de hacer, aunque no se vean”.

El Papa subraya otra virtud: avergonzarse ante Dios, en una especie de diálogo en que nosotros reconocemos la vergüenza de nuestro pecado y la grandeza de la misericordia de Dios.

“’A ti, Señor Dios nuestro, la misericordia y el perdón. La vergüenza para mi y a ti la misericordia y el perdón’. Este dialogo con el Señor nos hará bien hacerlo esta Cuaresma: acusarse a uno mismo. Pidamos misericordia. En el Evangelio Jesús es claro: ‘Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso’. Cuando uno aprende a acusarse a uno mismo, es misericordioso con los demás: ‘Pero, ¿quién soy yo para juzgarle, si yo soy capaz de hacer cosas peores?’”.
La frase: “¿Quién soy yo para juzgar al otro?” – afirma el Papa – obedece precisamente a la exhortación de Jesús: “No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados,”. En cambio, dijo – “¡cómo nos gusta juzgar a los demás, hablar mal de ellos!”.

“Que el Señor en esta Cuaresma – concluye el Pontífice – nos dé la gracia de aprender a acusarnos”, con la conciencia de que somos capaces “de las cosas más malvadas”, y decir: “Ten piedad de mi, Señor, ayúdame a avergonzarme y dame misericordia, así yo podré ser misericordioso con los demás”.

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