Las fortunas presidenciales

Jesús Matus/almomento.mx

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Las fortunas presidenciales


Peña Nieto no es el único presidente al que se le adjudican prestanombres

Las fortunas presidenciales
Noviembre 26, 2014 19:24 hrs.
Periodismo Estados › México Ciudad de México
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La fortuna del presidente Enrique Peña Nieto, oficialmente de 45 millones de pesos, ha sido puesta en duda por algunos legisladores de oposición: el empresario Juan Armando Hinojosa Cantú es señalado en la Cámara de Diputados como su prestanombres.

Y contra la lógica de la sociedad, pero no de la parlamentaria, los líderes del Congreso, en ambas cámaras, perredistas de extracción, interrumpían y llamaban a dichos legisladores, a conducirse con respeto o apegarse al tema.

La duda es razonable, pero no hay pruebas. Nunca las hay, como tampoco quien se atreva a reunirlas y presentarlas. Y si lo hicieran, ¿ante quién; la Secretaría de la Función Pública, el Congreso o en el Poder Judicial?

Hay información vinculatoria, favoritismo, pero hasta ahí. Duda razonable, la cual nadie quiere investigar a fondo, como no lo han hecho con las fortunas de sus antecesores, los ex presidentes que las hicieron o se dice que las hicieron.

Al Primer Mandatario lo vincula el hecho de que fue testigo de la boda de Juan Armando Hinojosa García (fallecido al desplomarse el helicóptero en que viajaba), con el empresario dueño de Constructora Teya.

Juan Armando Hinojosa es un empresario tamaulipeco asentado en el Estado de México e inició con una simple empresa de serigrafía. Hoy es dueño, además de Teya, de Publicidad y Artículos Creativos; Mezcla Asfáltica de Alta Calidad; Señales y Mantenimiento, y Autopistas Vanguardia.

Todas sus empresas crecieron exponencialmente desde el gobierno de Arturo Montiel y se consolidaron con Peña Nieto, durante su mandato estatal, y siguen con el del gobernador mexiquense Eruviel Ávila.

Hinojosa Cantú, mediante su empresa, es dueño de la casa en Lomas de Chapultepéc, la cual, de acuerdo con declaraciones de Angélica Rivera, esposa del Jefe del Ejecutivo Federal, será vendida.

Llama la atención que una actriz posea una fortuna tres veces mayor (producto de su trabajo) que el del Jefe del Ejecutivo, a quien la mayoría de sus bienes les fueron donados por sus padres o los heredó de su finada ex esposa.

Adicionalmente, el gobierno federal había dado la construcción del multimillonario proyecto del tren de México a Querétaro a empresas mexiquenses asociadas con un consorcio chino, una de ellas propiedad de Hinojosa.

Destacan también las empresas Prodemex, de Olegario Vázquez Raña (Reconocido empresario quien apuesta por una de las dos concesiones de televisión abierta) y Constructora y Edificadora GIA+A, propiedad de Hipólito Gerard Rivero, cuñado del ex presidente Carlos Salinas de Gortari.

Peña Nieto no es el único presidente al que se le adjudican prestanombres. Las leyendas políticas exponen que hasta Lázaro Cárdenas del Río hizo fortuna con la expropiación petrolera.
Evidente fue la fortuna que hizo o acrecentó Miguel Alemán con la televisión mexicana, y fue de los primeros socios de los Azcárraga.

De Luis Echeverría Álvarez, se aseguraba que quitó de las manos del coronel García Valseca su cadena periodística para entregar lo que hoy es conocida como Organización Editorial Mexicana a Mario Vázquez Raña (otro de los reconocidos empresarios que va por concesión para una cadena de televisión nacional).

Recuerdo un cable de alguna agencia de información internacional en el cual se daba cuenta de un depósito por 15 millones de dólares en favor del ex presidente Miguel de la Madrid en algún banco suizo, recién iniciado su mandato.

Y de ahí a otra de las leyendas políticas, según la cual los encumbrados empresarios Carlos Slim Helú, Roberto Hernández y Alfredo Harp, serían los prestanombres de Carlos Salinas de Gortari.

Los Bribiesca Sahagún, con Vicente Fox, y ahora el supuesto prestanombres del presidente Enrique Peña Nieto, cierran la lista, seguramente incompleta, pero sin pruebas que acrediten que los hechos sean verdad; al menos hasta ahora.

La credibilidad presidencial está endeble y un acto loable, como la presentación pública de su situación patrimonial, es insuficiente ante la ola de indignación de la sociedad, harta de la corrupción, la inseguridad y la impunidad actual. Los responsables directos de lo que se ha hecho mal, están de más en el gabinete legal.

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