Complicaciones

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Dicho de otra manera, ¿cuando el matrimonio Peña Rivera visitó la obra o la casa ya terminada, el presidente no vislumbró el problema político que se gestaba?

Complicaciones
Noviembre 21, 2014 15:48 hrs.
Periodismo Estados › México Ciudad de México
Norberto de Aquino/almomento.mx › todotexcoco.com

Arrinconado por la realidad y agobiado por las críticas y cuestionamientos, el presidente Enrique Peña Nieto decidió aplicar un control de daños a su imagen y gobierno provocado por el escándalo de la llamada “casa Blanca” de Las Lomas. Y la medicina podría haber provocado simplemente, nuevos males sin terminar de resolver los viejos.

En dos partes, como seguramente se planeó en sesudas reuniones en el “inner circle”, el presidente enfrentó el reto planteado por los “desestabilizadores”. Primero la señora Rivera para aclarar sus bienes, su ruta de trabajo y la forma en que se adquirió la propiedad. Y después el propio titular del Ejecutivo Federal para anunciar que en “correspondencia” lo hecho por su esposa, daría a conocer totalmente, su declaración de bienes.

Y todo está perfecto. Pero ¿eso soluciona el problema?

La realidad nos dice que en el caso de la señora Rivera, nada de su trabajo o capacidades financieras fue puesta en tela de juicio.

Llama la atención por supuesto, el salario que recibía como actriz.

Pero eso queda en manos de la Secretaría de Hacienda y su capacidad para aclarar si lo que se dice es cierto o no.

El problema fue siempre, el conflicto de intereses derivado de una operación financiera con uno de los más destacados contratistas en el desempeño del entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Relación que se mantiene con el ahora presidente de la República.

No parece lógico, por decir lo menos, que nadie en el entorno de la pareja, primero como novios y más adelante como matrimonio, haya mencionado siquiera, la posibilidad de que la relación de compra venta entre la señora Rivera y el empresario Juan Armando Hinojosa alcanzará los linderos del conflicto de intereses.

El punto no es si la señora de Peña Nieto tiene o no, la obligación de declarar sus bienes. El problema es si la relación de un empresario con un gobernador primero y con el presidente después, no pesa en el contrato de compra venta de una casa. Y si a ello se le añade el hecho de que esta relación deriva en una operación poco común, las cosas entonces se convierten en un problema político. El cuestionamiento no va en relación con los bienes y el trabajo de la señora. Va justo en la dirección en la que las explicaciones no parecen ser suficientes.

Del mismo modo, éste a parte de las explicaciones habla de una mujer independiente y con capacidad para enfrentar los retos de la vida. Y nadie dice nada al respecto. Pero es aquí en donde aparece el otro problema. ¿La señora decide y nadie dice nada?

Dicho de otra manera, ¿cuando el matrimonio Peña Rivera visitó la obra o la casa ya terminada, el presidente no vislumbró el problema político que se gestaba? Y si lo hizo, ¿no aplicó las medidas necesarias para corregirlo?

En palabras simples, nunca se entendió que los efectos de las decisiones de la señora impactan de manera directa en el gobierno?

Por lo que se refiere a la declaración de bienes del presidente de la República habrá que reconocer que es importante. Y que puede presumirse que no hay ley que le obligue a ello. Sin embargo, también tendrá que entenderse que este hecho nada tiene que ver con la voluntad de transparencia. Es, en el menor de los casos, una medida política de control de daños ante una crisis política.

Y bastaría con recordar que en campaña y sin la obligación legal para ello, el candidato Enrique Peña Nieto firmó ante notario público, el compromiso de presentar su declaración de bienes al inicio de su gestión si ganaba las elecciones y después, año con año.

Y esa promesa se cumplió de manera muy limitada al inició y nada más. Ahora, se presenta total la lista de bienes y dinero, pero ante la presión social.

Y así, resulta que el caso de la propiedad queda aún en el terreno de las dudas sobre el conflicto de intereses y la declaración patrimonial en el nivel de las necesidades políticas.

Este escenario queda de marco y fondo, para un anuncio que debe provocar reacciones en todos los campos. El pronóstico económico para este año acaba de reducirse de nueva cuenta. Y el del año próximo también. Malas noticias que sumadas, nos anuncian nuevas complicaciones.

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