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Los pasos en falso del rector

Noé Mondragón Norato

Los pasos en falso del rector
Febrero 09, 2020 22:35 hrs.
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Ningún rector o ex rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro) ha logrado convertirse en gobernador. Ni en candidato a esa posición. El único que sí lo hizo sin detentar el cargo, fue el ex secretario general académico, Rogelio Ortega Martínez. Llegó mediante acuerdo político soterrado en el que se involucró el ex presidente tricolor Enrique Peña Nieto y la tribu los chuchos de Nueva Izquierda del PRD, y como una forma de atemperar el vendaval generado por la desaparición en Iguala, de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. La negativa es entendible: el control corporativo de los estudiantes de la UAGro ─trabajado con esmero por los directivos de preparatorias y Facultades─, no funciona en el exterior. Nunca lo ha hecho. El propio estudiante sometido internamente, no lo es ya cuando vota libremente fuera de las aulas. Y como la mayoría de los ex rectores se enriquecieron con el presupuesto universitario, para los distintos partidos políticos se tornaron innecesarios. De ahí se abre lo demás.
LA VORACIDAD DE SALDAÑA. -Algunos de sus más allegados le susurraron al oído insistentes: debía disputar la candidatura a gobernador por algún partido político, sobre todo, de «izquierda». Y él se la creyó. El actual rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán, llegó a la conclusión que debía meterse a la pelea. De ahí las pistas que surgieron: 1.- Antes de que iniciaran las vacaciones de diciembre pasado, justo un día antes, el rector Javier Saldaña se reunió con algunos de sus allegados en un restaurant de Acapulco. Planteó en ese momento, la posibilidad de palomear al candidato a rector para el 2021. Lo que deseaba era en realidad, empujar dos cosas: su eventual tercera reelección modificando otra vez la Ley Orgánica de la UAGro. O dejar un personaje a modo en la disputa. De acuerdo con los testimonios de algunos presentes en esa reunión, al rector le tumbaron su aspiración mostrándole la Ley y señalándole con insistencia, la imposibilidad de postularse por tercera ocasión. Entonces quiso adelantarse a la sucesión rectoríl y propuso un nombre: el director de Administración Escolar, Jaime Kahan Hernández. Fue entonces cuando saltaron, como impulsados por un resorte, José Legorreta Soberanis del CIET y designado en 2014 profesor emérito; el ex rector Arturo Contreras Gómez, quien también quiere repetir como rector; y el coordinador de la Zona Sur, Efrén Arellano Cisneros. No lograron ponerse de acuerdo. 2.- La disputa por la rectoría en la UAGro se limita a tres corrientes: el Fredeuag ‘Viejo′, el Fredeuag ‘Nuevo′, bautizado con las siglas JSA (Javier Saldaña Almazán); y Los Insurgentes o a la disidencia, encabezados por el ex rector Ramón Reyes Carreto. La fuerza política del actual rector descansa en el control del llamado Grupo Universidad por Guerrero cuyos miembros sesionan con el rector dos veces por mes y trasciende, fluyen en esas reuniones generosas dádivas que van de los 30 a los 40 mil pesos para cada uno de los 52 miembros que lo integran. Y otras cantidades menores ─de los 20 a los 30 mil─ se asignan a cada uno de los miembros del comité de los dos sindicatos: el STAUAG y el STTAISUAGro. Para que nada se le escape al rector. Y el control para designar al candidato a la rectoría, sea total. 3.- El problema más visible del rector de la UAGro, es su megalomanía y la ausencia de un portal de transparencia. En el primer caso, se compara con el caudillo Vicente Guerrero, pero seguramente en sus defectos, no en sus virtudes; y en el segundo, nunca aclaró cómo aplicó los recursos de la Universidad que lo convirtieron en uno de los nuevos ricos de la entidad. Esos ruidos se incrementaron cuando tampoco salió al paso de la versión del ex gobernador Ángel Aguirre, quien le endosaba la propiedad de «caballos de dos y tres millones de pesos. Rector rico y Universidad pobre», remataba en su cuenta de Twitter. Con todos esos lastres, Javier Saldaña quiere ser candidato a gobernador. Y sólo él se la cree.
HOJEADAS DE PÁGINAS…El enfrentamiento a balazos en Zirándaro el pasado 9 de febrero entre policías estatales y delincuentes, confirmó que la Tierra Caliente también arde en materia de violencia e inseguridad. Son hechos ─como los de Chilapa─ que los gobiernos estatal y federal minimizan. Pero allá, los temores y los miedos se camuflan de una seguridad pública de ficción.

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