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Los padres de ahora ¿aman a sus hijos?

Alejandro CeaOlivares

Los padres de ahora ¿aman a sus hijos?
Septiembre 07, 2017 23:39 hrs.
Educación ›
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A Martín, sí al buen Martín Hernández, ingeniero, empresario, nacionalista se decía de sí mismo, y hombre de lucha diario le sacaron lo malo, le hicieron derramar la bilis. Como nunca, dijo, como nunca me dieron ganas hasta de pegarles; aunque también, eso se lo decía para sí mismo, me dieron ganas pegarme a mi.

En una semana conoció a tres jóvenes, moscardones inútiles, dijo que revoloteaban cerca de su hija. Y tuvo un agarrón con su esposa y con su hija porque simplemente les dijo que con ninguno de los tres ni a la esquina, que él quería la felicidad de su hija y conocía bien a los tres inútiles que andaban queriendo acercarse.

Uno dijo Martín es un chamaco leguleyo que habla y habla y habla. Ese es el hijo de un sinvergüenza constructor que hasta a mí me ha hecho transas. Se quedó con los terrenos de al lado y como es gachupín se siente superior a todos. Carga guaruras. Con esa familia mi hija ni de chiste, capaz que la tienen en un rincón o un día matan al viejo y le toca a ella.

Y está el otro: el loquito, ese no estudió nada y trae una pandillita de amigos maloras que andan de aquí para allá. Todo critican, de todo hablan. Son medio jipis y deben ser hasta mariguanos. Ya me imagino a mi hija con esos tipos. Ni loco que estuviera, va a acabar vendiendo garnachas en el mercado.

Y, ya para acabarla de amolar, empezó a venir a la casa el decentito. Muy formalito, de trajecito, nieto de libaneses. A mi hija la aburría; pero yo lo empezaba a ver bien, hasta que me enteré con quien había trabajado. Este señor tan atildado, trabaja para los peores, para la banda de ladrones, asesinos que de milagro no están todos en la cárcel. Es una mosquita muerta, es un desgraciado peor, porque le hace al bueno y les lleva su contabilidad a los malos. Con ese un día hasta la cárcel va a parar mi niña.

Martín se enfureció cuando su mujer quiso obligarlo escoger a cualquiera de los tres: al menos malo, al que él pensara que haría menos daño. Eso reventó a Martín. ¿Cómo quiere que escoja algo para mi hija entre tanta basura? La basura sea mucha o sea poquita apesta, enferma, daña, explotó Martín.

Oye papá le dijo su hija. Yo sé que me quieres y que deseas que me case con alguien trabajador, buena persona, honrado. Te entiendo. Pero lo que no entiendo es que tú a quien dices que es tu Patria y que le debes todo, a ti que dices que estás enamorado de México cuando hablas de escoger a su Presidente te apasionas por defender al que dices que es menos malo. Y, eso también lo hacen tus amigos.

No te entiendo, papá, ¿qué ese México del que dices que quieres tanto, no se merece algo mejor?, y ¿cómo te atreves a aceptar al menos malo cuando dices que a México le debes todo lo que tienes: tus estudios, tu empresa, tus dineros? La verdad no entiendo.

Yo te he oído con tus amigos decir que el del PAN es un ratero pero que es mejor que llegue al loco ese MORENA; otro de tus amigos y a veces según estés de humor, dices que es mejor el de MORENA porque estará loco pero no va a robar. Y, también les he oído decir que mejor al del PRI porque ya conocen sus mañas y los del PAN no sirvieron el de MORENA es un peligro.

Tú y tus amigos se pelean por saber cuál es el veneno menos malo o cual es la porquería menos apestosa para acostarse en ella. No entiendo papá, porque si dices que me quieres mucho, por lo menos deberías mandarlos al diablo y pedir para nuestro México alguien decente y capaz. Si peleas para mi lo menos peor, yo creo que no me quieres, que me desprecias. Imagínate que en una comida te den la fruta menos peor, o que un médico te mande la menos peor de las medicinas. ¿Desde cuándo los papás quieren heredarnos lo malo, aunque sea lo menos malo, según ellos?

Por eso Martín estaba enojado, muy enojado, primero con su esposa y con su hija. Después cuando lo pensó mejor, se enojó con él mismo. Qué clase de porquería soy, dijo que me peleo ´por la calidad de la porquería que me voy a comer y que le quiero dar a mi familia. Y se quedó pensando.

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