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Las cosas como son

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Las cosas como son
Enero 27, 2020 17:30 hrs.
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Con una palabra lo diré: Taisia era prostituta. Y aun salen sobrando algunas letras. Hay prostitutas buenas –casi todas lo son– pero Taisia era muy mala. Tantos pecados cometió en su vida que a la condenación eterna que merecía hubo que añadirle tiempos extra. Poco antes de irse de este mundo pidió que no la incineraran –con una quemada era suficiente–, de modo que la llevaron a enterrar en el cementerio de la localidad. Ahí tomó la palabra un chulo que había sido su rufián. Manifestó en su elogio fúnebre: ’Taisia fue la puta más puta que en mi vida he conocido, capaz de dar buena cuenta de 10 hombres en una sola noche. También era bien peda: podía tomarse ella sola una botella de tequila en un turno de trabajo. Nadie como Taisia para la cocaína, la heroína y toda clase de drogas y estupefacientes. En pleitos con navaja no había quien la superara. Maldecía como un carretonero: alguna vez la oí mentarle la madre a su mamá’. En eso una de sus compañeras soltó el llanto. ’¡Caramba! –le dijo a la pindonga que tenía al lado. ¡Necesitas morirte para que digan de ti cosas bonitas!’… Doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, comentó muy orgullosa en la reunión: ’Mi marido es sifilítico’. ’Filatélico, mujer; filatélico’ –la corrigió su esposo… Arrodillado al pie de su camita Pepito decía sus oraciones de la noche: ’Diosito: cuida a mi papito y mi mamita. Cuida a mis hermanitos. Cuida a mis abuelitos. Cuida a mi perrito. Y sobre todo, Diosito, cuídate tú mismo, porque si a ti te pasa algo a todos nos llevará la chingada’… Don Algón revisó la carta que acababa de transcribir su linda y curvilínea secretaria. Le dijo con meloso acento: ’La felicito, señorita Rosibel: ha mejorado usted mucho. ¡Únicamente nueve errores! Vayamos ahora al segundo renglón’… Don Astilio le contó a su mujer: ’En la fonda oí la conversación de unos agentes viajeros. Uno de ellos dijo que todos los maridos que hay en este pueblo son cornudos’. Preguntó la señora, pensativa: ’¿Quién será?’… Las cosas han de decirse como son. Si las dices como no son ellas mismas se encargarán de desmentirte. En su reciente visita a Saltillo el presidente López Obrador encontró un estado unido, bien gobernado, en armonía y paz, donde las violencias de los delincuentes encuentran rápida respuesta por parte de la autoridad. Eso explica el ambiente de orden y seguridad que priva aquí, lo cual ha propiciado la inversión nacional y extranjera. El gobernador Miguel Riquelme consiguió en poco tiempo reunificar el estado y acercar a los diversos sectores de la sociedad para trabajar todos juntos en bien de Coahuila y de los coahuilenses. Mis antenas –así decían los periodistas de enantes– me informan que el Presidente se fue muy satisfecho de lo que vio en mi estado natal, y al mismo tiempo dejó una buena impresión de su persona, sobre todo entre los jóvenes, pues su programa de becas ha favorecido a muchos estudiantes en Saltillo y en toda la entidad. Ojalá continúe esa unidad entre las diversas regiones de Coahuila, de modo que ninguna división altere lo que la historia ha unido. Las divisiones debilitan lo mismo a quienes dividen que a lo dividido… La nieta le preguntó a su abuelo viudo: ’Abuelito: ¿por qué la abuela y tú nunca tuvieron hijos?’. Respondió el anciano: ’Te lo diré. Una semana antes de casarnos le pedí que se acostara conmigo, al fin que ya faltaban pocos días para nuestro matrimonio. Se enfureció terriblemente; se indignó; se puso hecha una fiera. Por poco me abofetea. Me asusté tanto que ni siquiera después de casados me atreví a tratarle el punto otra vez’… FIN.

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