Cada día estamos mas que convencidos de la incongruencia de nuestros legisladores. Resulta una broma, sobre todo para el pueblo en general que sufre, gime y llora por lo que nos hace padecer el gobierno, su nueva ley para sentenciar a los secuestradores. Imaginan los diputados que pueden tenerlos en la sombre ciento cuarenta años. Seguramente que ya se creyeron Dios, para concederles un don extraordinario de vida para pagar su pecado. Díganme si no es un chiste. Una broma de mal gusto. Ah, pero además les pedirán que paguen una multa de 4 mil pesos, o diez días de cárcel. Nuestros modernos padres de la Patria están en todo su derecho a legislar leyes a su manera. Tienen la habilidad de conseguir sus deseos: ¡pensión vitalicia para todos los funcionarios que nos llevan secuestrados desde principio de Siglo! Lo vemos cotidianamente, sobre todo ahora que tienen un pacto de compadres los tres partidos. Y que ninguna de las leyes aprobadas han tenido resultado alguno. Está la educativa, a la que nadie, salvo los maestros que cobran como si trabajaran, hace caso. Creerán que los delincuentes con esa amenaza dejarán de ser demonio y convertirse en ángeles. Nadie duda de que si se les capturara, se les encerrara y los jueces, a los que también se persigue como a criminales, les impondrán una pena corporal. Olvidan nuestros legisladores que la referida ley solamente elevará el costo de la justicia. Sí, es de risa loca está prevaricación endemoniada que lejos de tranquilizar a la población, permite, en honor a la verdad, desternillarse de risa. Les falta, por supuesto, determinar el presupuesto a gastar durante los 140 años en que creen estarán los que, ni ahora, han pisado la cárcel. Tienen razón de embromarnos. Nelson Vargas y Alejandro Martí no dudamos que, como nosotros, se carcajean de la ocurrencia legislativa y su publicación en el Diario Oficial de la Federación. Lo congruente sería crear un sistema para prevenir el delito, como exige México
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