Hace poco leía un artículo relacionado con el avance de la ultraderecha en Europa, el autor hacia un balance de cómo ha ganado adeptos y se ha posicionado en ciertos gobiernos de Europa del este, paradójicamente donde se dio el llamado socialismo real soviético. Por otro lado las marchas neonazis hoy en día son algo casi normal en Alemania, recientemente en la ciudad de Plauen, donde de forma marcial, uniformados y con sonido de tambores, los neonazis hacen recordar la euforia nazi en tiempos de Hitler. Uno se pregunta ¿hasta donde estas manifestaciones podrían ganar más adeptos e irse posicionando como una fuerza política de choque? Las especulaciones sobran al respecto.

En América Latina igualmente la derecha ha encontrado eco en los gobiernos tanto de Bolsonaro en Brasil como de Macri en Argentina, sobre todo por la profunda lucha de ideologías que se han dado en esos países y también por la tradición golpista de sus fuerzas armadas, abiertamente derechistas. Pero también la derecha se asoma en otros países, Venezuela, El Salvador, Honduras, Perú y Paraguay, donde sus cimientos golpistas siguen en pie. Por supuesto que en otros países la derecha tiene sus ambiciones políticas incluida la mexicana. Pero ¿por qué esa efervescencia política por la derecha y sus postulados? Puede haber varias explicaciones al respecto, desde aquella donde las burguesías tradicionalmente hegemónicas han tenido el control del Estado y de sus aparatos ideológicos (Althusser), hasta aquella que tiene que ver de como las sociedades han equivocado sus preferencias electorales y han llevado al poder a personajes tan radicalmente de derecha como los ya mencionados. Esto último, puede explicarse en un electorado poco perceptivo al peligro de los partidos derechistas o también (hay que aceptarlo) a la desilusión de las políticas de izquierda en ocasiones poco congruentes con la mayoría social o la corrupción que también se han dado en las elites "de izquierda". Algunos autores han abordado que el auge de las derechas en el mundo occidental viene de la mano con el proceso de globalización, que ha provocado la oleada de migraciones, una globalización que en apariencia abre las puertas a mercancías pero las cierra a las personas.

Y en efecto la globalización ha provocado sacudidas económicas a varias regiones que se resisten a un sistema capitalista voraz, que ha empobrecido a buena parte de las sociedades del llamado tercer mundo. En Europa las posiciones xenofóbicas detonan discursos políticos antinmigrantes y a un comportamiento muy cercano al nazi-fascismo. En América Latina las clases medias siempre dispuestas a defender su confort material, les hacen segunda a las burguesías mayormente ligadas al gran capital mundial, propiciando que electoralmente los gobiernos de derecha afloren en épocas determinadas. Por otro lado, las posiciones conservadoras se han visto consolidadas por el discurso de Trump, encontrando en él un pilar para sostener una visión del mundo basada en el odio racial, el miedo a las políticas sociales y al Estado de bienestar.

En el caso mexicano donde se ha dado un proceso electoral aparentemente apoyando a un gobierno de izquierda, la derecha mexicana comienza a afilar sus uñas, aunque la derecha mexicana se sabe camuflajear según la coyuntura (ha sido priista y panista), tal vez ahora esté dispuesta a salir a flote vestida como lo que es, conservadora, temerosa de perder privilegios y espero me equivoque peligrosa. Mientras tanto la derecha sigue su curso a nivel mundial y curiosamente se percibe una izquierda arrinconada, con partidos desprestigiados, políticos encarcelados y muchos teóricos afamados que todavía persisten en buscar el hilo negro de las cosas.

http://www.colloqui.org/colloqui/2019/5/17/la-derecha-la-perspectiva-del-miedo