Entre aplausos y llanto despiden a Mónica Orta, heroína del Hospital Materno Infantil

CIUDAD DE MÉXICO, (Al Momento Noticias).- El cuerpo de Mónica Orta, la enfermera que arriesgó su vida para salvar a varios bebés tras la explosión registrada hace una semana en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, fue velado en casa de sus padres en la colonia Ferrocarrileros en Tlalnepantla, Estado de México.

Entre llanto y aplausos, casi 200 personas se congregaron para despedirse y reconocer su acto heroico, pues fue una de las trabajadoras que a pesar de ser desalojada por la fuga de gas de la pipa que surtía al hospital, decidió regresar para rescatar a los bebés que se encontraban en terapia intensiva.

“Mónica Orta quiso salvar a un bebé que estaba entubado y en la incubadora, ella junto con sus compañeros Juana Zacarías y Jorge Luis Tinoco regresaron para ayudar, fue en ese momento que ocurrió el estallido”, dijo una de sus compañeras de trabajo.

Según reportes médicos, Orta Ramírez registró quemaduras en 80 por ciento de su cuerpo, inicialmente fue atendida en el Hospital Balbuena y posteriormente trasladada al Instituto Nacional de Rehabilitación donde falleció el martes por la noche.

Mónica dejó tres hijos de ocho, siete y un año y medio de edad, llevaba tres años trabajando en el Hospital de Cuajimalpa “y el día del accidente estaba a menos de una hora de terminar su guardia y regresar a casa, pero la responsabilidad y su gran corazón la hicieron regresar”, comento su hermana Guadalupe.

De acuerdo con sus familiares, la enfermera era una mujer altruísta, dedicada a su familia y a su trabajo, alegre y consejera de quien lo solicitara. “Es una heroína, sabíamos que si algo pasaba iba a actuar así, siempre quería ayudar”, dijo María de Lourdes Ramírez, madre de Mónica.

De acuerdo con los testimonios, pasadas las 7:00 de la mañana del 29 de enero, comenzó el desalojo del hospital debido a fuerte olor a gas. A pesar de la insistencia, Mónica Orta, Juana Zacarías y Jorge Luis Tinoco, enfermeras y camillero, regresaron a los cuneros para rescatar a los bebés que se encontraban en estado grave de salud.

“Mónica iba por un bebé de dos meses que estaba en incubadora y entubado, por lo que no había forma de sacarlo cargando. Cuando llegaron los cuerpos de rescate nos dijeron que la encontraron de pie, con quemaduras graves pero abrazando la incubadora. Nunca dejó de proteger”, comentó una enfermera que pidió el anonimato.

Mónica trabajaba lunes, miércoles y sábado en la guardia nocturna del Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, faltaban 50 minutos para que su turno terminara y como cada jueves, llegara a su casa, esperara a sus hijos de la escuela y aún sin dormir, visitara a su mamá.

“El día del accidente, un vecino nos avisó que había pasado algo en el hospital, no pensé que fuera tan grave, pero cuando vi las imágenes en la tele, supe que algo estaba mal y fui a buscar a mi hija, llegué a Cuajimalpa y uno de sus compañeros me avisó que la habían llevado a un hospital”, comentó Álvaro Orta, padre de Mónica.

Ella, junto con Juana Zacarías y Jorge Luis Tinoco, quienes decidieron regresar por los recién nacidos y ahora continúan en estado crítico, quedaron atrapados en el hospital luego de la detonación.

Mónica amaba pasar tiempo con sus hijos a pesar de sus largas jornadas de trabajo. “Nunca fue desentendida, sus hijos eran su tesoro, amaba a los niños y creo que eso se reflejó en su acto de heroísmo”, agregó su hermana.

Además de su faceta como madre, “en el ámbito laboral también era una guerrera”, ella estaba integrada al movimiento de enfermeras que buscaba que su profesión no fuera reducida de licenciatura a nivel técnico, “defendía su trabajo, sabía lo que significaba y luchaba por ello”, asegura su papá.

En el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa llevaba laborando tres años aún sin contar con contrato de base; antes, trabajó en clínicas particulares, pues desde niña deseó dedicarse a la profesión a la que entregó su vida.