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Rodolfo Villarreal Ríos

el hombre en la perspectiva de Carlos Alberto Madrazo Becerra / II de II

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el hombre en la perspectiva  de Carlos Alberto Madrazo Becerra /  II de II
Diciembre 25, 2015 18:11 hrs.
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Fue de un valor incalculable enterarnos que, a pesar de los días en que estamos y de que el nombre del personaje no necesariamente pudiera decir mucho en el presente, usted nuestro lector amable único y fiel decidió tomarse un poco de su tiempo para repasar lo que aquí escribimos hace una semana. Esto, nos hizo despejar dudas sobre sí deberíamos o no publicar la continuación del escrito de hace una semana. Por ello, procedemos a presentarle la segunda parte de las reflexiones del político tabasqueño con quien se podrá o no estar de acuerdo en su perspectiva total, pero en las reflexiones que presentamos, pocos podrán negar la verdad que encierran. Vayamos a concluir la presentación iniciada la semana anterior respecto a la reflexión que sobre el Hombre realizara hace varios ayeres, Carlos Alberto Madrazo Becerra.
Quien fuera gobernante de Tabasco decía: “lo que más admiro en el ser humano es la integridad. El valor con que se enfrenta al obstáculo. La rapidez con que reacciona ante lo imprevisto. La vida es acción y es obstáculo. Es batalla que se renueva siempre. Es cita y es raya que el destino pinta con su mano invisible.” Y esto requiere algo más que buenas intenciones o almas piadosas, es necesario que el ser humano se comporte con inteligencia y valentía, ya que de no hacerlo caerá entre “los débiles [quienes] son aquellos que la realidad aplasta, los que olvidan que todo problema lleva implícita su propia solución y se asustan sin encontrar la senda. Se aterran con la noche y pensándola eterna dan media vuelta sin esperar la aurora. Entre la luz y la sombra sabemos dónde se encuentra nuestro sitio. Entre la obscuridad y el sol. Nunca hemos dudado lo que debemos hacer.”
La adversidad hay que enfrentarla con dignidad y una actitud positiva, porque, señalaba el político tabasqueño, “nunca he sabido que los pesimistas construyan algo y que los esclavos que lo son por su gusto se pongan de pie. Prefiero a los hombres que mueren erectos y no a los que viven de rodillas en la indignidad. Prefiero a los que se equivocan porque actúan, que aquellos que son perfectos porque no hacen nada. En la vida hay que actuar y hay que exponerse. El error, se advierte cuando se tiene tiempo de mirar atrás, entonces es experiencia y reflexión; pero cuando ser vive aprisa, no hay mucho tiempo para meditar y es preciso actuar, trabajar siempre. Aceptar las responsabilidades y vivir convencido que la victoria tiene muchos autores, al revés de la derrota donde uno queda como único causante.”
En ambos casos, la actitud debe de estar exenta de valentonadas. Esto dado que, como apuntaba quien buscó reconstruir las estructuras políticas que asomaban cuarteaduras, “yo no conozco realmente más que dos clases de hombres: los que sienten la inmensa responsabilidad de serlo y aquellos que visten el traje masculino para llevarle la contraria a la naturaleza. Para un hombre superior, el honor vale más que el provecho. Al revés de lo que afirma el adagio popular, en la cosa pública no se justifica los medios. La gloria de los hombres debe medirse por los medios que se han servido para alcanzarla.”
Algunos con tal de avanzar hacen de la abyección su divisa y buscan a toda costa aparecer siempre en el lado amable de las cosas, mientras evitan cualquier distracción hacia la autocrítica, lo cual nos lleva a lo que, el orador sui generis que Madrazo era, nos apuntara cuando decía que “es fácil decir la verdad cuando con ella no se obtiene perjuicio; como es fácil contar historias donde uno es siempre el héroe y siempre tiene la razón; pero es difícil, lo que revela la calidad y la estatura, es decir la verdad aun cuando con ella se acuse en contra de quien la dice. Lo duro es reconocer la falta propia. El hombre que sí lo es, es quien conoce la soledad y el miedo y se sobrepone a ellos, porque sabe que en la vida cualquiera que sea el grado de sufrimiento es preciso saber llevar la aflicción con dignidad.” Pero esto no es muy común, ya que “hay gentes que no tienen valor de verse por dentro por temor de contemplar el pozo insondable de su propio vacío.”
Para ellos, todo se circunscribe a si habrá o no provecho. En función de ello, son incapaces de acercarse a alguien solamente por el puro hecho de profesar la amistad, sin esperar nada a cambio. Si no hay nada adicional la evitan y esperan la próxima oportunidad. Ya que como lo señalara Madrazo Becerra, “la amistad no es patrimonio de perversos ellos al manejarla la convierten en complicidad.”
En lo que concierne a la madurez, Madrazo Becerra señalaba que “el principio de la perfección es la advertencia del error, mientras más madura el hombre más se encuentra a sí mismo. Muchas veces buscamos las ideas en el ingenio, pero la hallamos en el corazón.”
Y cuantas veces hemos escuchado acerca de porque tal o cual persona no alcanzó estadios superiores en “x” o “y” actividad y procedemos a tacharlo de fracasado. Lo que varios olvidan es algo que apuntaba el tabasqueño: “No siempre la cima significa victoria. No puede hablarse de triunfo refiriéndose a la serpiente que arrastrándose ha llegado a la cresta de la montaña cuya majestad ignora. El hombre no es tan solo el rey de la creación, por la chispa divina del pensamiento; lo es por ser el único que lucha por un ideal superior que lo ennoblece y lo sublimiza.”
Lo anterior no necesariamente implica que en la vida vayamos a encontrar seres impolutos en olor a santidad, la verdadera no aquella que hoy se adquiere vía la transacción con fines de empujar la agenda política respectiva. En ese sentido, Madrazo apuntaba que “ningún ser humano es perfecto, todos son mezclas de luz y de sombras; pero en política no se manejan ángeles sino hombres y lo que cuenta en cada caso es el saldo constructivo. El conjunto de afirmaciones de cada quien, la claridad de la conducta, el ideal por el cual se luchó.” Ya que “el hombre sin mensajes no vale nada, es como un pozo sin agua: vacío y oscuro, apenas útil como guarida de alimañas.”
Y ante lo tenebroso y la presencia de sabandijas, reflexionaba que “si bien es cierto que no hay noche más larga que la noche de la angustia, ni día más extenso en donde está presente el hambre, el hombre de bien se conoce en que es insultado constantemente por los profanos y no les teme porque sabe que la insidia es como la serpiente que pule sus escamas en el fango por los cual le ha sido negado el derecho supremo de penetrar en la historia.” Por eso, “debemos conservarnos serenos ante las emergencias, porque solo de la serenidad surge el pensamiento inteligente, el valor y la inspiración. Hay quienes creen que las cosas difíciles se resuelvan solas y pensando así, adoptan una actitud de espera que en el fondo es inconciencia y falta de capacidad para la acción.”
Nunca ha sido fácil dar ejemplos de hombría verdadera, “en todas las épocas del mundo el papel más difícil ha sido el de ser hombre, el hombre que así se llame, cuando la hora suprema de una decisión, sean cuales fueren las circunstancias, levanta orgullosamente la frente sin sentirse vencido, cuando no niega a un amigo, ni una convicción, ni a una bandera, por quedar bien con el poderoso del momento. El hombre que sabe serlo es el servidor de la verdad aun en contra de sí mismo.”
Al referirse a tiempos, situaciones y el poder, apuntaba que “nada hay más efímero que el minuto que pasa. Sin duda, la alegría es mejor cuando llega después de la aflicción.” Asimismo, “no es debido, ni prudente abusar de nadie o para colocarlo con la espada contra la pared.” Siempre hay que tener presente, y esto es algo que con facilidad olvidan muchos cuando son tocados por la “gloria” y empiezan a creer que son seres primigenios y la situación habrá de durarles para siempre, “en nuestro medio nada es más efímero que el poder.” Hemos visto aquellos que llegan al paroxismo y buscan que en todo sitio que se paren les sea factible ver reflejada su figura. Olvidan que “los espejos sirven para verse la cara, pero nadie ha inventado uno para verse el alma.” Y usualmente, es “en los seres que se creen perfectos, [en quienes] lo único perfecto [que poseen] es su vanidad.” Sin embargo, deberían de recordar que “a nadie le está permitida la soberbia, pero a quienes tienen el poder menos que a nadie.”
Con respecto a aquellos que presumen de ser muy bragados, Madrazo Becerra reflexionaba mientras establecía que “quien dice que no conoce el miedo es un insensato que no sabe lo que dice o es un mentiroso que no se atreve a confesarlo. Yo he sentido miedo muchas veces y lo sigo sintiendo. He sentido miedo de no encontrar el camino y confundir en la vida el bien y el mal. La energía con la arbitrariedad, la decisión que es prudencia, con la reflexión que es insensatez. Yo he sentido miedo de no tener fuerza bastante para conducirme a mismo y a todos los demás. Para estar sereno cuando dentro del alma ruge la tormenta. Miedo de no dominar el impulso. Miedo de no poder expresar el mensaje que se lleva dentro. Ese es el miedo que yo he sentido. Miedo de hombre No es el miedo vulgar del cobarde que como pavo amaina su plumaje al primer ruido. No es el miedo de haber entregado al amigo en desgracia por quedar bien con el poderoso circunstancial. No el temor de negar mi ideal, ni de desdecirme de mis deberes, ni el torcer mi convicción para dar paso a la conveniencia.” Y aquí concluían las reflexiones que sobre el Hombre hacia un político de aquellos que, los había en número para tomarse en cuenta, acostumbraban decir lo que pensaban con un sólido respaldo intelectual. Se podía o no estar de acuerdo con ellos, pero era de admirarse sus convicciones. Los de hoy, en cantidad abrumadoramente mayoritaria, no pasan de ser lectores de la síntesis informativa, subir sus fotos al “Facebook” y con trabajos alcanzar a llenar, con nimiedades, los 140 caracteres del twitter. De compromiso con algo, ni hablemos, “se podría enojar el jefe.” Al respecto, de pronto, como si hubiese emergido del pasado para hacerse presente en nuestros días, la voz del tabasqueño resuena clara y profética.
En el último párrafo, de la última entrevista que concediera el ultimo día de abril de 1969, Carlos Alberto Madrazo Becerra apuntaba: “Ser hombre ha sido en todas las épocas un grave problema, pero más en esta, donde la tónica es la sumisión, el dominio económico, las cadenas al pensamiento, el mendrugo como lema y el levantar, de manera constante, a ídolos falsos que son grandes porque los demás son enanos, que parecen valientes porque han escogido como punto de referencia a un grupo de cobardes.” En el ahora sobran quienes fácilmente pueden ser calificados dentro de esas categorías. Sin embargo, por ser tantos, el número y los nombres tenemos que dejárselos a la elección de usted lector fiel y amable a quien le deseamos que el año próximo sea pleno de ventura y salud. Con la esperanza de seguirnos encontrando cada semana en este espacio, esperamos que reciba con felicidad plena el año 2016. vimarisch53@hotmail.com
Añadido: Será coincidencia, o tal vez algún extraviado se asomó a esta ventana opinativa, pero al día siguiente de que aquí preguntáramos acerca de donde provendrían los recursos para solventar la visita papal, salieron algunos a decirnos que una parte, sin precisar montos, lo cubrirá el gobierno federal. Al mismo tiempo, hablaron de una cooperación para el evento en Ecatepec. Eso sí de cuanto costara en pesos y centavos específicos, ni quien hable, no vaya a ser que se les caiga el discurso de pobreza, humildad y modestia. Y, como diría la vendedora de pepitas de calabaza, pues sí se les acaba, después que venden


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