Mario Andrés Campa Landeros | diarioalmomento.com

Desaparecen los talleres de arte al aire libre


Quinta Colorada, bastión de estudiantes de pintura

Desaparecen los talleres de arte al aire libre
Febrero 09, 2015 23:58 hrs.
Cultura ›
Mario Andrés Campa Landeros › diarioalmomento.com

Día soleado. Un retormar la historia. Camino del tiempo de la infancia. Flores, pasto de los amorosos, vetustos ahuehuetes; lugares de testigos de batallas; paseo por la historia, el arte, la vida, la muerte; duelos de antaño, museos diversos y lago de “pintas juveniles” con sus lanchas de remos poderosos; inolvidables recuerdos, leyendas, juegos, caminatas que se retoman al recorrer las veredas; avenidas del viejo bosque. Cerro del Chapulín, visita obligada para los paseantes al imponente y majestuoso Castillo de Chapultepec. Sin embargo, el objetivo principal ahora es la casa de cultura La Quinta Colorada.
Inaugurada el 1o. De enero de 1985.
Esta candorosa casita, que alguna vez alojó a los guardabosques de Chapultepec, ahora ofrece -como si se tratara de una sociedad secreta- sólo talleres de dibujo y pintura, ya que han desaparecido poco a poco actividades como juegos de ajedrez, espacios para hacer yoga o simplemente ver películas en forma gratuita.
En este lugar, el profesor Gerardo Torres González imparte sus conocimientos en talleres de dibujo y pintura a jóvenes y adultos; hombres y mujeres interesados en las bellas artes. En el momento de la entrevista, el maestro Torres hace un retrato de uno de sus alumnos, al mismo tiempo que contesta dudas de los asistentes, acerca de las técnicas que utiliza en el cuadro que realiza. Es un oleo en tela de 50 x 40.
Los talleres de dibujo y pintura al aire libre han desaparecido. Se iniciaron en los años 40 y a la fecha quedan muy pocos, este es uno de ellos que perdura por la insistencia de los jóvenes y la necesidad por aprender este arte, asegura el profesor Torres González. Y, además, ya no existe apoyo para estas actividades que se venían desarrollando aquí en la Quinta Colorada.
Para llegar a esta zona del bosque de Chapultepec hay que caminar por la avenida principal de los leones. Llegar al Monumento a los Niños Héroes y dirigirse al camino del lado izquierdo de la casa que antes se conocía como la Casa de los Espejos.
Por esa vereda, se pasa por el Obelisco a Los Niños Héroes, erigido en 1884, creado a instancias de don Porfirio Díaz, siendo presidente Manuel González. Fue diseñado por el arquitecto Ramón Rodríguez Arangoity. Se encuentra al surestes de la base del cerro.
Más adelante, sobre el mismo camino, del lado izquierdo, está la fuente de la Templanza. Data de 1931 y fue construida por órdenes del presidente Pascual Ortiz Rubio. Se llama así por la estatua que la ornamente, es obra del escultor Enrique Guerra.
A unos pasos más, en el centro del camino, se topa uno con el ahuehuete “El Sargento”, el árbol mayor del bosque. Cuenta la tradición, que fue plantado por Nezahualcóyotl a petición del emperador azteca Moctezuma. Se dice que el señor de Texcoco fue quien plantó los primeros ahuehuetes en el año de 1460, por lo que el árbol vivió 500 años hasta que se secó a causa de la falta de agua y contaminación en 1969.
“El El Sargento” tiene una circunferencia de 12.5 metros y llegó a medir más de 40 metros de altura, fue bautizado por los jóvenes cadetes del antiguo Colegio Militar, aunque también se le llamó “El Centinela”.
Del lado izquierdo de la vereda se puede admirar el hemiciclo dedicado a los sobrevivientes del Escuadrón 201, héroes de la aviación mexicana de la Segunda Guerra Mundial y frente a este monumento, bajando una pequeña ladera se encuentra la Quinta Colarada, un lugar de trabajo, diversión, descanso y reflexión para los visitantes al Bosque de Chapultepec. Y todo ésto en un espacio exclusivo a un costado del Castillo de Chapultepec.

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