De cómo atesorar cascadas de luz

Turbulentos días de jacaranda en flor.
Polifónicas horas de música,
mezcal y poesía, quebranto y fulgor;
rumor de mayo, angelical fragancia .

Gracias por interceder Santa Sandunga
ante el vozarrón celeste dador
de ventoleras, luz, humedad grata,
venturosos miércoles de vida plena,
baile y canto y luz de luna,
y a chorros miel que se derrama.

Gracias por darme la paz y el sosiego,
el mezcal y tu compañía,
la productividad del insomnio,
la milagrosa escandalera
del incendio de gallos, tu rebozo
que encandila, protege y dulcifica.

Gracias por interceder Santa Sandunga
ante el séptimo celeste coro:
por el socorro concedido, tu nombre sea
santificado, tu cordial rebozo
magnificado. Y que el mezcal redima
purifique, dignifique, alumbre;
por los siglos de los siglos multiplícalo
y bendícelo ahora y siempre.

Por intercesión tuya y del glorioso
arcángel San Miguel, líbrame del pecado
mortal, de las asechanzas, del mal todo;
hazme digno de tu flama benéfica.

Y que tu protección incomparable sea.
Y una cascada de luz ves; a tu izquierda,
de costado, casi detrás, alguien te observa,
atesora la escena:
tu blusa roja, tus manos retienen
la intuición del instante,
en el medio del verdor y del agua que cae.

Turbulentos días de jacaranda en flor.
Polifónicas horas de música,
mezcal y poesía, quebranto y fulgor;
rumor de mayo, angelical fragancia .