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Alfonso Reyes,1944

Cartilla Moral

Alejandro Cea

Cartilla Moral
Diciembre 10, 2018 23:58 hrs.
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Prefacio
Estas lecciones fueron preparadas al iniciarse la «campaña alfabética» y
no pudieron aprovecharse entonces. Están destinadas al educando adulto,
pero también son accesibles al niño. En uno y otro caso suponen la
colaboración del preceptor, sobre todo por la multiplicación de ejemplos
que las hubieran alargado inútilmente. Dentro del cuadro de la moral,
abarcan nociones de sociología, antropología, política o educación cívica,
higiene y urbanidad.
Se ha insistido en lo explicativo, dejando de lado el enojoso tono exhortatorio,
que hace tan aburridas las lecturas morales. No tenía objeto dictar
los preceptos como en el catecismo, pues son conocidos de todos. Se
procura un poco de amenidad, pero con medida para no desvirtuar el
carácter de estas páginas.
Se deslizan de paso algunas citas y alusiones que vayan despertando el
gusto por la cultura y ayuden a perder el miedo a los temas clásicos,
base indispensable de nuestra educación y en los que hoy importa insistir
cada vez más.
Se ha establecido un armazón o sistema que dé coherencia al conjunto;
pero se ha disimulado esta trabazón para no torturar con esfuerzos excesivos
la mente de los lectores.
Bajo la expresión más simple que fue dable encontrar, se han tocado,
sin embargo, los problemas de mayor tradición en la filosofía ética, dando
siempre por supuesto que nos dirigimos a hombres normales y no a
deficientes. El constante error del intermediario consiste en suponer al
consumidor más candoroso de lo que es.
Se ha usado el criterio más liberal, que a la vez es laico y respetuoso
para las creencias.
La brevedad de cada lección responde a las indicaciones que se nos dieron.
Dentro de esta brevedad se procuró, para el encanto visual y formal
–parte de la educación–, cierta simetría de proporciones.
Las frases son sencillas; pero se procura que se relacionen ya unas con
otras, para ir avezando al lector en el verdadero discurso y en el tejido
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de los conceptos. Pues a estos ejercicios llega el analfabeto cuando ya
ha dejado de serlo. La poesía que se cita al final de la Primera Parte es
útil en este sentido (amén de su valor moral y poético), por estar fraseada
en trozos paralelos, cuya consecuencia sólo se desata en los dos
versos últimos. Es un buen ejercicio de suspensión del argumento, sin
ser por eso nada difícil. Conviene que el preceptor la lea en voz alta antes
de darla a leer al discípulo.
México 1944

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