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Suprimir a las Fuerzas Armadas 2

BAJO FUEGO

Jose Antonio Rivera Rosales

BAJO FUEGO
Agosto 04, 2019 21:48 hrs.
Política ›
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Como prometimos, volvemos al tema de una eventual desaparición de las Fuerzas Armadas planteada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

’Si por mí fuera, yo desaparecería al Ejército y lo convertiría en Guardia Nacional, declararía que México es un país pacifista que no necesita Ejército y que la defensa de la nación, en el caso de que fuese necesario, la haríamos todos. Que el Ejército y la Marina se convertirían en Guardia Nacional para garantizar la seguridad’, fueron palabras textuales usadas por el mandatario durante una entrevista periodística.

De la cita textual entresacamos la frase siguiente: ’La defensa de la nación, en el caso que fuese necesario, la haríamos todos’.

Aquí se impone una pregunta fundamental: ¿Cómo haríamos la defensa de la nación ante un eventual invasor armado? ¿Cómo? ¿Con palos y piedras?
Esta postura presidencial, que entraña una intención oscura que esperamos nunca salga a la luz, raya en el absurdo y la estupidez.

Hay una serie de consideraciones por las cuales un estado nacional, como es el caso de México, necesita contar con Fuerzas Armadas profesionales, fuertes y especializadas para hacer frente a los retos que están por hacer crisis tanto dentro como fuera del territorio mexicano.

En lugar de suprimir a las Fuerzas Armadas habría que fortalecerlas -y, de paso, modernizarlas- pero con una revisión eficaz del marco legal que permita una armónica cohabitación entre civiles y militares, siempre en el objetivo superior de preservar la seguridad de la nación.
Perdón, pero los escenarios de crisis que se presentarán en unos pocos años sólo hacen parecer como irresponsable y suicida al presidente de México.

Aquí una muestra de los factores que debieran tomarse en cuenta para fortalecer a nuestras Fuerzas Armadas, en lugar de desaparecerlas:

Agua.- El líquido que es origen y sustento de la vida misma ha comenzado a escasear en muchos países. Como consecuencia de la tala desmesurada, la Amazonia -la selva más grande del mundo- ha perdido más de 40 por ciento de su extensión en los últimos 50 años. La erosión y la desertificación han ganado terreno de manera incontenible. Aquí mismo en el estado de Guerrero, desde hace diez años por lo menos, han comenzado a surgir conflictos por el agua entre algunas comunidades, conflictos que han derivado en violencia. Es obvio que los choques por el agua seguirán creciendo en todo el mundo. Algunos analistas consideran que la próxima gran guerra seguramente será por el agua.

Recursos naturales.- Asociado con lo anterior, los conflictos armados en gran escala se seguirán presentando -materializados en la forma de agresiones militares de un país a otro- en diferentes regiones del mundo. México no es la excepción. ¿Y quién creen ustedes amigos lectores que sería nuestro potencial enemigo? Pues la nación más depredadora del planeta: los Estados Unidos de América. De ser nuestro principal socio comercial, en cualquier momento las élites de ese país podrían volver sus ojos a México para apoderarse de sus recursos naturales -territorio, litorales, bosques y minerales-. Sólo es cuestión de tiempo para que ocurra.

Cambio climático.- De nuevo en correlación con los dos factores anteriores, en un plazo máximo de 20-30 años el calentamiento global causará migraciones masivas de países pobres que inundarán las fronteras de sus vecinos en América como en Europa y Asia. En el caso de México, este país se constituye de manera natural como una ruta de paso para avanzar hacia los Estados Unidos y Canadá. Esas migraciones plantearán graves problemas de logística, hambre, servicios sanitarios y, al final, desestabilización, como empieza a verse claramente en el sur de México, donde la Guardia Nacional le hace el trabajo sucio al imbécil presidente de los Estados Unidos.
Crimen transnacional.- El crimen organizado transnacional se yergue ya como una verdadera amenaza para los estados nacionales, especialmente para México, donde diez años de conflicto armado irregular han causado una sangría estimada ya en 300 mil muertes de connacionales. Los principales aliados del crimen transnacional son, precisamente, las élites que lucran con la venta de armas, el narcotráfico, la trata de personas y otra decena de tipologías del delito a través del sistema financiero internacional. Este tipo de estructuras semi clandestinas han comenzado a forjar alianzas con los grupos criminales domésticos, que pronto podrán tener mayor capacidad de fuego y ejercer una suerte de narcoterrorismo. ¿Creen ustedes que es ficción? A la vuelta de unos pocos años lo veremos convertirse en realidad, por desgracia.

Terrorismo.- El terrorismo internacional, que adopta formas ideológicas muy variadas de presentación y justificación, tiene en la Unión Americana a uno de sus principales enemigos. Pero en la visión distante que las formaciones terroristas tienen del continente americano, ya comienzan a visualizar a México como un potencial enemigo, dada la percepción mesiánica que tienen (el amigo de mi enemigo es mi enemigo también). Los servicios de inteligencia extranjeros y mexicanos han comenzado a detectar, cada vez más, a células terroristas en México en aparente tránsito hacia el país del norte. Pero tampoco es remoto que utilicen blancos nacionales como caja de resonancia. Sólo es cuestión de evolución.

Desastres naturales.- Los desastres naturales nadie puede impedirlos, ni siquiera prevenirlos. Lo que puede hacerse es construir una infraestructura de mitigación frente a un gran sismo que se espera desde hace años en La Brecha de Guerrero, que es una franja de silencio situada a todo lo largo de la Costa Grande de este estado suriano, donde en los últimos 100 años no se ha liberado una gran energía sísmica. Algo parecido podría ocurrir en la Costa Chica, según las últimas investigaciones de científicos de la UNAM en colaboración con especialistas japoneses. Nadie puede predecir cuándo ocurrirá, pero es un hecho que ocurrirá. El mayor impacto de un evento de esta naturaleza, como ocurrió en 1985, se resentirá en la Ciudad de México.

Podrían enumerarse aquí otros factores geoestratégicos que en el futuro cercano seguramente se convertirán en focos de conflictos armados o de eventuales desastres, naturales o no, pero con lo aquí expresado debiera ser suficiente para preocupar a los mexicanos, a todos.

Lo que debiera hacerse es fortalecer algunos sectores de las Fuerzas Armadas, como el caso de la Sección DN-III, a cuyo personal habría que especializar para tareas de salvamento con el equipo y el entrenamiento adecuado. Es decir, construir una infraestructura que permita ofrecer una respuesta apropiada frente a desastres naturales de diversa índole, lo que implica ineludiblemente fortalecer a la institución militar. Del mismo modo especializar al personal militar como fuerza de contención para otro tipo de desórdenes que podrían salirse de control motivados por fenómenos de pobreza y hambre.
En la era de la tecnología digital, el país avanza hacia un futuro incierto en el que se necesitará de Fuerzas Armadas patrióticas, profesionales y especializadas, responsables ante el futuro de la nación.

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