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Aeropuerto, miedo ficción

José García Sánchez

Aeropuerto, miedo ficción
Octubre 29, 2018 08:51 hrs.
Política ›
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La decisión de la encuesta sobre el lugar de construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México si bien no es sorpresiva crea reacciones que no resultan congruentes en quienes defienden a capa y espada la opción de Texcoco.

Se habla de que en México los inversionistas extranjeros tenían certeza y ya no la tendrán, cuando en realidad ni los inversionistas nacionales la tenían ante una ola de manejos turbios en la obra pública durante todo el sexenio.

Para muchos inversionistas dentro y fuera del país es muy importante en sus decisiones finales que se proteja el ambiente, en el caso de Texcoco esto no estaba haciendo. Basta con viajar en los alrededores de donde se construiría el aeropuerto de Peña Nieto para ver patos y otras aves desesperados buscando un poco de agua donde saciar su sed, donde nadar y tener el hábitat que le robó esta obra.

La gente que se expresó en la encuesta pudo no tener muchos conocimientos técnicos pero aprovechó y celebró que se le preguntara sobre el destino de su dinero, no sólo el de los contribuyentes sino el de los trabajadores, ya que hubo una fuerte inversión tomada de las Afores de los empleados del país, a quienes nunca se les preguntó si querían que su dinero fuera tomado para invertir en una aeropuerto.

Para quienes no estuvieron de acuerdo con esta decisión, hablaron de demandas y amparos de los inversionistas involucrados en el proceso de Texcoco, algunos de ellos implicados en los sobreprecios, en la falta de licitación, en el otorgamiento de concesiones sin licitar. Será muy difícil que ese panorama negro que ahora presentan algunos medios se concrete, porque la desilusión de los inversionistas no decae por esas razones, no decayó al saber de todas las triquiñuelas de Gerardo Ruiz Esparza, de SCT, con las empresas OHL, Odebrecht, empresa brasileña, cuya capacidad de corrupción involucró al departamento de justicia de Estados Unidos, entre otros escándalos con otras empresas nacionales y extranjeras no sólo en Comunicaciones y Transportes sino en otras secretarías durante el sexenio que agoniza.

Ninguno de quienes ahora quieren revertir los resultados de la encuesta puso la pulcritud de los actuales contratos como condición o factor de negociación antes de la consulta o después de la determinación de realizarla. Eso deja dudas acerca de su actual condición y limita o condición posibles demandas o amparos.

Si estos escándalos no huyeron los inversionista la consulta de una obra no va a desprestigiar la política de México ni a inhibir la inversión, como tampoco lo fue la cancelación de una obra similar, la del trenMéxico-Querétaro que fue una de las promesas que presentó Enrique Peña Nieto el 1 de diciembre de 2012, al asumir la Presidencia.

Quienes ahora alzan la voz para advertir sobre hipotéticas demandas nunca dijeron esta boca es mía ante el reclamo de China por 600 millones de dólares por la cancelación del tren México-Querétaro, pues las autoridades ’no actuaron de manera transparente, de buena fe, ni garantizaron un debido proceso legal’, dice el aviso de intención de iniciar el arbitraje. La indemnización a China equivale a 11 mil 294 millones 520 mil pesos, al tipo de cambio vigente el 21 de noviembre.

A pesar de este incidente, basado en un capricho presidencial, China sigue buscando trabajar con el gobierno de México, quien quiera que sea su presidente, concursará por la construcción del Tren Maya si es aprobada su construcción por los mexicanos.

La atracción o interés de una inversión en obras no se maneja como chisme de vencidad entre los grandes inversionistas como quieren hacerlo aparecer algunos medios que sólo intentan asustar y desestabilizar.

La inversión se mide por otros parámetros que nada tienen que ver con obras canceladas por los motivos que sea. Los riesgos se miden de otra forma, con criterios más serios y elaborados. De hecho hay empresas que limitan su inversión en cualquier país del mundo al daño ecológico, y la afectación a la naturaleza es evidente en el proyecto de Texcoco.

El silencio de ayer de unos es su escándalo de hoy, por motivos similares con pretextos sacados de la peor telenovela de la televisión privada. El apetitio es el mismo.

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