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’ Velad, porque no sabéis el día ni la hora ’


La sabiduría de Dios

’ Velad, porque no sabéis el día ni la hora ’
Agosto 27, 2020 18:29 hrs.
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La Palabra de Dios

Memoria de San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia

Primera lectura
1 Cor 1, 17-25
Hermanos: No me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio, y eso, no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo. En efecto, la predicación de la cruz es una locura para los que van por el camino de la perdición; en cambio, para los que van por el camino de la salvación, para nosotros, es fuerza de Dios. Por eso dice la Escritura: Anularé la sabiduría de los sabios e inutilizaré la inteligencia de los inteligentes.

¿Acaso hay entre ustedes algún sabio, algún erudito, algún filósofo? ¿Acaso no ha demostrado Dios que tiene por locura la sabiduría de este mundo? En efecto, puesto que mediante su propia sabiduría, el mundo no reconoció a Dios en las obras de su divina sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes mediante la predicación de la locura del Evangelio.

Por su parte, los judíos exigen señales milagrosas y los paganos piden sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que es escándalo para los judíos y locura para los paganos; en cambio, para los llamados, sean judíos o paganos, Cristo es la fuerza y la sabiduría de Dios. Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor Jesús

Salmo Responsorial
Salmo 32, 1-2. 4-5. 10ab y 11
R. (5b) El amor del Señor llena la tierra.
Que los justos aclamen al Señor;
es propio de los justos alabarlo.
Demos gracias a Dios al son del arpa,
que la lira acompañe nuestros cantos. R.
R. El amor del Señor llena la tierra.
Sincera es la palabra del Señor
y todas sus acciones son leales.
El ama la justicia y el derecho,
la tierra llena está de sus bondades. R.
R. El amor del Señor llena la tierra.
Frustra el Señor los planes de los pueblos
y hace que se malogren sus designios.
Los proyectos de Dios duran por siempre,
los planes de su amor, todos los siglos. R.
R. El amor del Señor llena la tierra.

Aclamación antes del Evangelio
Cfr Lc 21, 36
R. Aleluya, aleluya.
Velen y oren,
para que puedan presentarse sin temor
ante el Hijo del hombre.
R. Aleluya.

Evangelio
Mt 25, 1-13
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: ’El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.

A medianoche se oyó un grito: ‘¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!’ Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: ‘Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando’. Las previsoras les contestaron: ‘No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo’.

Mientras aquéllas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, señor, ábrenos’. Pero él les respondió: ‘Yo les aseguro que no las conozco’.

Estén pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora’’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

La sabiduría de Dios
San Pablo insiste en que Cristo le escogió para ’anunciar el evangelio’, que él resume en el mensaje de la cruz, que para algunos es necedad, una locura, pero para nosotros es ’fuerza de Dios’.

Muchos hombres se glorían en la sabiduría humana, en los conocimientos a los que llegan los sabios, pero que ignoran la sabiduría de Dios. Esa sabiduría de Dios que nos ha regalado principalmente a través de su Hijo Jesús y que nos habla no de física, de química, de filosofía… sino de cómo hemos de vivir la vida humana y aprobar con buena nota antes las distintas circunstancias de la vida.

Jesús en su sabiduría, en su mensaje, nos muestra el camino a seguir, enseñándonos a dar a cada cosa su valor… qué valor debemos dar a las relaciones con los demás, a las relaciones con Dios, a la fidelidad, al dolor, a la honradez, a la amistad, al soborno, a la mentira, a la verdad, a la muerte, al dinero… y nos hablará del amor, el perdón, la sencillez, la limpieza de corazón, la justicia, la bondad, la ternura…

Nos enseña a vivir la misma vida que él vivió, que lleva consigo la cruz, es decir el renunciar a todos lo que sea alejarnos de Jesús, pero que concluye no en la cruz sino en la resurrección a una vida de total felicidad.

Velad
Con esta parábola, Jesús quiere hacernos caer en la cuenta de la necesidad de estar siempre en vela. Estar preparados y en vela ¿para qué? Los hombres de manera espontánea esperamos y deseamos siempre aquello que sea una buena noticia para nosotros, aquello que alegre nuestro corazón. El labrador anhela la lluvia necesaria para que sus campos den frutos, el estudiante desea ardiente la buena toca y no suspender, el enamorado ansía con todas sus fuerzas que la persona de la que está enamorado corresponda a su amor… No hace falta que reciban instrucciones de nadie para vivir estos deseos. Les brota de lo profundo de su corazón.

Si hemos tenido la suerte de que Jesús haya salido a nuestro encuentro y nos haya convencido que nos ama intensamente, que con su luz puede iluminar nuestras tinieblas, que quiere caminar con nosotros si le dejamos… ¿cómo no vamos a desear que venga a nosotros con más intensidad?, ¿cómo no vamos a madrugar cada día ansiando su presencia?, ¿cómo no vamos a estar al pie de la puerta para que cuando llegue le abramos y pueda cenar con nosotros?

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

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